Semejantes vehículos son capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 4,2 segundos gracias a que incorporan la función Launch Control (sus antecesores necesitaban 4,5 segundos). Se permiten el lujo de «volar» raso a más de el doble de velocidad de nuestros límites máximos, pero si pagamos más, los de Munich nos lo equipan con el M Driver's y podemos alcanzar 280 km/h (velocidad que también está limitada electrónicamente). Y por si todo ello fuera poco, son capaces de recorrer los 20,8 kilómetros de viejo trazado de Nürburgring en sólo 8 minutos y 4 segundos, lo que viene a ser un segundo más rápido que un BMW M3 Coupé de la generación anterior con su propulsor 4.0 V8 atmosférico de 420 CV.
Si sólo nos ceñimos a estas cifras, nuestra mente comenzará a dibujar de inmediato un deportivo de afiladas líneas, alerónes de carbono… Y ahora es cuando a mi «me entra la risa».
No son los típicos deportivos
¿Deportivos? A más no poder, pero nada que ver con lo que tú tenías en mente. Los BMW X5 M y X6 M son auténticos «tanques» que rozan los cinco metros de longitud y permiten mirar con atrevimiento al resto de usuarios de la vía, pues el BMW X6 M es 31 centímetros más alto que un BMW M4 Coupé, mientras que entre este último y el BMW X5 M les separan 37 centímetros de altura. Y aunque BMW ha trabajado para aligeralos respecto a sus antecesores (ahora los BMW X5 y X6 pesan 30 y 40 kg menos respectivamente que antes), superan holgadamente las 2,3 toneladas de peso.
Queda más que claro que no son los «típicos» deportivos. No hay que «tirarse» al suelo para entrar a un habitáculo donde abunda el cuero, hay confortables asientos y cómodas cinco plazas, si bien la central trasera del BMW X6 M no es tan cómoda como el resto. Y si recurrimos al departamento BMW Individual, podemos configurarlo a la carta con todo lo que imaginemos, si bien, su dotación de serie es muy completa, pues no faltan elementos como las llantas de 20 pulgadas, los asientos de cuero, el sistema Head-Up-Display, el climatizador de dos zonas, los faros delanteros con tecnología LED, el sistema de navegación…
Mucho tamaño, mucho lujo, mucha calidad… Y sobre todo, mucho motor. Llegamos a analizar la piedra angular por la que estos BMW X5 M y X6 M cobran su razón de ser.
20 CV más que antes y 70 Nm de par
Bajo el capó delantero descansa el mismo propulsor que emplean los BMW M5 y BMW M6, y también el mismo que usaban antes nuestros protagonistas, pero se tenían que conformar con «sólo» 555 CV (560 CV rinde en los BMW M5 y M6). Ahora el 4.4 V8 TwinPower Turbo genera 20 caballos extra y se convierte en el motor más potente de la firma bávara. Su par máximo es de 76,5 mkg, que es constante entre las 2.200 y las 5.000 rpm.
Semejante par motor reduciría a escombros la transmisión DKG de doble embrague y siete relaciones que usan los M5 y M6, razón ésta (y también por el sistema de tracción a las cuatro ruedas xDrive) por la que nuestros protagonistas apuestan por el cambio M Steptronic de 8 marchas con convertidor de par, que suma la función Drivelogic para configurar su respuesta en tres modos. Decir que antes, se debían conformar con un cambio M Steptronic, pero con sólo 6 velocidades.
Si optamos por los programas Efficiency para el motor y Confort para la suspensión, la dirección y el cambio, ambos se mueven como puede hacerlo cualquier otro X5 ó X6. Cómodos y dóciles, son perfectamente utilizables en el día a día, sólo que su consumo real ronda los 15 l/100 km. Aún así, cuentan son Stop/Start y rebajaron el consumo homologado de 13,9 a 11,1 l/100 km, lo que no está nada mal.
Diferentes «set up» a la carta
El arsenal de botones que hay junto al selector del cambio permiten adaptar los «set-up» del motor, la transmisión, la suspensión y la dirección en Sport Plus (también hay un modo intermedio denominado Sport, además de dos botones en el volante para memorizar dos configuraciones preferidas). Ahora comienza la fiesta.
El motor biturbo tiene un empuje sobrenatural. Siempre hay potencia, y da igual el régimen de giro o la marcha que llevemos engranada. Y si no empuja a nuestro gusto, sólo tenemos que hundir el pie derecho o quitar marchas con la leva izquierda, y nuestro cuerpo quedará adherido a los deportivos asientos. Parece imposible que puedan correr tanto, y además que puedan pasar por las curvas a semejante ritmo. Para ello se ayuda de un aresenal de ayudas electrónicas (control de tracción y un control de estabilidad DSC que tiene tres programas para configurarlo: ON, MDM y OFF) y de la mencionada tracción total xDrive, que reparte de forma inteligente sus 575 CV entre sus cuatro imponentes neumáticos, que parecen levantar el asfalto a nuestro paso. De serie equipa unos neumáticos desarrollados por Pirelli en medida 285/40 R20 delante y 325/35 R20detrás, mientras que las unidades que tuvimos ocasión de conducir apostaban por unas llantas de 21 pulgadas, opcionales por 2.200 euros, las cuales van calzadas con unas gomas Michelin Pilot Super Sport en medida 285/35 R21 delante y 325/30 R21 detrás.
Aún así, nuestros protagonistas tienen altura y peso, y conviene a veces tomarse las cosas con calma y no animarse en exceso, pues las inercias están ahí y los posibles «sustos» no suceden a velocidades legales, sino yendo rápido, muy rápido. No hubiera estado de más poderlos equipar con frenos cerámicos, una opción que si se encuentra disponible en otros modelos M de BMW. Con ellos seríamos capaces de dejar en evidencia a los «típicos» deportivos.
Decir que el nuevo BMW X5 M tiene un precio de 136.900 euros, mientras que por el BMW X6 M hay que desembolsar 139.900 euros.