Bruce Springsteen, conocido mundialmente como «El Boss», no solo ha dejado una huella imborrable en la música, sino que también ha desarrollado una pasión profunda por los coches clásicos y de diferentes características. Esta afición no solo se refleja en su vida personal, sino que también impregna sus canciones, sus portadas de discos y, en general, su imagen pública.
La relación del cantante con los automóviles comenzó de manera accidentada pero significativa, y ha perdurado a lo largo de los años como una constante en su vida y carrera. El primer encuentro con el volante fue, por decir lo menos, memorable. En diciembre de 1970, sin haber conducido jamás en su vida, se encontró en una camioneta Ford de 1940, viajando de Nueva Jersey a California. La experiencia, que él mismo describe en su autobiografía Born to Run, fue caótica y peligrosa. “Yo conducía fatal. Tuvimos suerte de no matarnos”.
Los coches en la música de Bruce Springsteen
Desde aquel primer viaje, los coches se convirtieron en un elemento recurrente en la música del artista estadounidense. Temas como ‘Thunder Road’, ‘Used Cars’ y ‘Stolen Car’, no solo mencionan automóviles, sino que los utilizan como metáforas para explorar temas más profundos como la libertad, la juventud y la nostalgia. En ‘Cadillac Ranch’, por ejemplo, Bruce Springsteen expresa su amor por su carro preferido, un Cadillac del 63 que lo atropelló a los 17 años mientras conducía su moto Yamaha.
La afición de «El Boss» por los coches tiene sus raíces en su infancia. Creció escuchando historias de sus tías sobre cómo los vehículos eran el lugar más seguro durante las tormentas eléctricas, debido al aislamiento de las llantas. Estas historias, junto con los paseos en el Rambler 56 de su padre, dejaron una impresión duradera en él. Los viajes con su madre, escuchando a The Coasters y Elvis Presley, también jugaron un papel crucial en su desarrollo musical y en su amor por los coches.
Los coches clásicos que tiene Bruce Springsteen
La pasión de «El Boss» por los coches ha dejado un legado duradero en su música y en su vida. Desde los primeros días en los que recorría las carreteras de Nueva Jersey en el Rambler 56 de su padre, hasta sus aventuras en su Corvette del 60 y su Triumph Trophy del 69, los coches han sido una parte integral de su identidad. “Confieso que la canción ‘The River’ nació en un Cadillac”, dice el cantante, ilustrando cómo su amor por los carros ha influido directamente en su proceso creativo.
Para Bruce Springsteen, los coches son más que simples medios de transporte; son cápsulas del tiempo. En su canción ‘Last to Die’ de Magic (2007), describe cómo conducir por su pueblo natal, Freehold, le permite conectarse con sus raíces. Este sentimiento de nostalgia y reflexión se refleja en canciones como ‘Racing in the Street’ y ‘Something in the Night’, donde los coches se convierten en espacios para meditar y crear.