El impresionante Bugatti Veyron 16.4 celebra sus 15 años de vida. Y ha sido ahora cuando la firma de Molsheim se ha decidido a contar la historia que hay detrás del deportivo de calle que rompió la barrera de los 400 km/h.
Todo se remonta a 1997, cuando en el tren bala que conecta las ciudades de Tokio y Nagoya, nada menos que Ferdinand Karl Piëch, CEO y Presidente del Grupo Volkswagen, dibujó sobre una hoja en blanco un boceto que llevaba rondando mucho tiempo en la cabeza. Se trataba de un poderoso motor con 18 cilindros que debería superar cualquier cosa fabricada para el mundo del automóvil hasta entonces.
Nació con 18 cilindros y atmosférico
Piëch consideraba este corazón como el centro del vehículo y se desarrolló combinando tres bloques de los conocidos motores VR6 del Grupo Volkswagen. Este corazón de naturaleza atmosférica proporcionaba 555 CV de potencia y tenía una cilindrada de 6.250 centímetros cúbicos. Nacía así un motor ideal para berlinas de lujo y refinados coupés.
A pesar de tener el motor perfecto para su bólido, lo cierto era que no contaban con la marca apropiada para equiparlo. No se podía utilizar en cualquier firma 'del montón' y Piëch estuvo considerando marcas como Bentley o Rolls-Royce. Sin embargo fue un golpe del destino el que le llevó a negociar con Romanno Artioli los derechos de la firma francesa (el los tenía desde 1987). Artioli fue quien construyó cerca de Módena una innovadora fábrica para conmemorar el 110 cumpleaños de Ettore Bugatti. Y entonces también presentó el legendario Bugatti EB 110, un deportivo que también marcó parte de la historia de la firma de Molsheim y de los superdeportivos de la época. Sin embargo en 1995 la fábrica de Campogalliano cerró y Bugatti cesó su producción.
Tras adquirir dichos derechos en 1998, Piëch contactó con su amigo Giorgetto Giugiaro de Italdesign para diseñar un prototipo adecuado para instalar su todopoderoso W18. A Giugiaro le faltó tiempo para aceptar el encargo y nació el Bugatti EB 118.
Su denominación hacía alusión al corazón utilizado por este coupé de lujo y fue presentado en el Salón e París en octubre de 1998.
Bugatti continuó trabajando para tener listo en primavera de 1999 el segundo prototipo con motor de 18 cillindros, pero en este caso con cuatro puertas. Se trataba del Bugatti EB 218, que fue desvelado en el Salón de Ginebra.
El nombre de Chiron ya se usó en 1999
Los de Molsheim cambiaron la carrocería de berlina de lujo por la de un superdeportivo para desarrollar el EB 18/3 Chiron, un nombre que posteriormente han utilizado para denominar a su poderosa criatura. El tercer prototipo ideado por Italdesign fue diseñado en cooperación con el entonces jefe de diseño de Volkswagen Hartmut Warkuß. Este se mostró al mundo entero en el Salón de Francfort de 1999.
El abanico de prototipos desarrollados por Bugatti continuaba creciendo, porque en el Salón de Tokio de 1999 se presentó el Bugatti EB 18/4 Veyron, el cual era obra de Hartmut Warkuß y el joven Jozef Kaban. Semejante deportivo ya contaba con unas líneas semejantes a las que más adelante luciría el Veyron 16.4 definitivo.
Poco después, en el Salón de Ginebra del año 2000, Piëch anunció al mundo entero que Bugatti volvería a fabricar un automóvil de calle, un deportivo cuyo motor superaría los 1.000 caballos de potencia, que pudiera acelerar de 0 a 100 km/h en menos de tres segundos y coqueterar con la barrera de los 400 km/h. Pero que después de todo eso fuera capaz de llevar a su propietario hasta la ópera como si se tratase de la berlina más lujosa del planeta.
En el Salón de París del año 2000 celebrado en el mes de septiembre fue presentado el primer Bugatti EB 16.4 Veyron. Como podrás apreciar, los números habían cambiado, porque ahora este deportivo utilizaba un motor con 16 cilindros que nacía de la combinación de dos motores V8, de forma que era más compacto y ligero que el W18 que Piëch tenía originalmente en su mente.
Con una cilindrada de casi 8 litros, Bugatti instaló nada menos que cuatro turbocompresores para generar la friolera de 1.001 caballos de potencia. Y también añadía un sistema de tracción a las cuatro ruedas.
Su producción 'en serie' se anunció en 2001 y tras tener decididos el motor, la transmisión o el sistema de tracción, ahora Bugatti se ponía manos a la obra para definir el diseño exterior de esta criatura que era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2,5 segundos y alcanzar los 406 km/h. Y curiosamente esa velocidad no se eligió al azar, sino porque era la que alcanzó en la recta de Hunaudières el Porsche 917 vencedor en las 24 Horas de Le Mans. Y por cierto, el propio Piëch también ayudó a desarrollar aquel impresionante bólido de competición.