La retroingeniería, o ingeniería inversa, es una práctica extendida en la industria automotriz, especialmente entre los fabricantes asiáticos. Consiste en desarmar un producto de la competencia, como BYD, para analizar a fondo sus componentes y encontrar sus secretos tecnológicos. En este proceso, los ingenieros pueden descubrir innovaciones estructurales y de software para aplicar en sus propios vehículos, una estrategia que ha probado ser exitosa para mejorar rápidamente la tecnología automotriz de cada fabricante.
Además de Japón y Corea, Europa también recurre a esta estrategia, aunque en sus propios términos. Las marcas europeas suelen comprar los vehículos que desean estudiar y los analizan en la privacidad de sus propios laboratorios, en lugar de hacer una observación directa en exposiciones de la competencia. Este proceso de desarme y análisis es la base para innovaciones constantes y una mejora competitiva global.
2El análisis japonés del BYD Atto 3
Recientemente, Japón decidió organizar una jornada de análisis del BYD Atto 3, uno de los modelos de coches eléctricos más representativos de China. El vehículo elegido destaca por su motor de 200 caballos de fuerza y una autonomía de 420 kilómetros, además de un precio competitivo de aproximadamente 37,000 euros. Al desarmarlo, ingenieros japoneses y expertos automotrices quedaron impresionados por el nivel de integración y fabricación propia de sus componentes.
A diferencia de lo que ocurre en la industria automotriz europea o japonesa, el Atto 3 cuenta con una gran cantidad de componentes de manufactura propia de BYD, como las baterías, el motor y las centralitas. Esta independencia de proveedores externos contribuye a que la producción sea más rápida, eficiente y económica.