La retroingeniería, o ingeniería inversa, es una práctica extendida en la industria automotriz, especialmente entre los fabricantes asiáticos. Consiste en desarmar un producto de la competencia, como BYD, para analizar a fondo sus componentes y encontrar sus secretos tecnológicos. En este proceso, los ingenieros pueden descubrir innovaciones estructurales y de software para aplicar en sus propios vehículos, una estrategia que ha probado ser exitosa para mejorar rápidamente la tecnología automotriz de cada fabricante.
Además de Japón y Corea, Europa también recurre a esta estrategia, aunque en sus propios términos. Las marcas europeas suelen comprar los vehículos que desean estudiar y los analizan en la privacidad de sus propios laboratorios, en lugar de hacer una observación directa en exposiciones de la competencia. Este proceso de desarme y análisis es la base para innovaciones constantes y una mejora competitiva global.
4La simplificación de piezas: un nuevo enfoque de fabricación
El desarme del BYD Atto 3 también sorprendió a los fabricantes japoneses por la sencillez en su diseño. El vehículo cuenta con muchas menos piezas en comparación con los coches europeos o japoneses, lo cual simplifica su producción y disminuye la necesidad de mantenimiento en el futuro. Este enfoque de diseño simplificado tiene el potencial de reducir los costos de producción y, por lo tanto, el precio final para los consumidores.
Esta observación ha generado interés entre los ingenieros japoneses, quienes ven en este modelo de producción simplificado una forma de hacer los procesos más eficientes y menos dependientes de múltiples proveedores. La industria automotriz en Japón y Europa, que ha dependido durante décadas de terceros para fabricar muchos de sus componentes, enfrenta ahora el desafío de repensar sus cadenas de suministro para competir con la velocidad de producción china.