La retroingeniería, o ingeniería inversa, es una práctica extendida en la industria automotriz, especialmente entre los fabricantes asiáticos. Consiste en desarmar un producto de la competencia, como BYD, para analizar a fondo sus componentes y encontrar sus secretos tecnológicos. En este proceso, los ingenieros pueden descubrir innovaciones estructurales y de software para aplicar en sus propios vehículos, una estrategia que ha probado ser exitosa para mejorar rápidamente la tecnología automotriz de cada fabricante.
Además de Japón y Corea, Europa también recurre a esta estrategia, aunque en sus propios términos. Las marcas europeas suelen comprar los vehículos que desean estudiar y los analizan en la privacidad de sus propios laboratorios, en lugar de hacer una observación directa en exposiciones de la competencia. Este proceso de desarme y análisis es la base para innovaciones constantes y una mejora competitiva global.
5Lecciones para la industria automotriz global
El análisis del BYD Atto 3 por parte de los expertos japoneses ha resaltado la eficiencia y autonomía de la industria automotriz china, recordando a fabricantes de otros países que la integración vertical y el control de toda la cadena de producción pueden ser claves para ofrecer productos competitivos en un mercado tan dinámico como el de los coches eléctricos. La práctica de la retroingeniería aplicada al BYD Atto 3 ha dejado lecciones importantes para marcas japonesas, europeas y estadounidenses, especialmente en cuanto a simplificación de piezas y uso de tecnologías propias.