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Cables cruzados en las carreteras: ¿Qué pasa si los pisas?

¿Alguna vez te has preguntado qué son esos cables negros que atraviesan de lado a lado las carreteras? Desde hace años, estos conductos eléctricos han despertado especulaciones sobre su propósito entre los conductores. Algunas teorías afirman que son radares de velocidad o dispositivos para medir el peso de los vehículos. Otras, que son parte de sistemas de vigilancia. Pero ninguna es del todo correcta. ¿Qué función cumplen estos cables en realidad y qué ocurre si un vehículo los pisa?

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La verdadera función de los cables negros

Los cables negros cruzados en las carreteras tienen una función clara y específica: medir el volumen de tráfico. No se trata de dispositivos para sancionar a los conductores ni tampoco de sofisticados radares. En realidad, estos cables son herramientas para contabilizar el flujo de vehículos que circulan en un determinado tramo. La información que recogen es fundamental para conocer patrones de circulación y detectar zonas de alta congestión.

El sistema funciona mediante un principio de presión. Los cables, que tienen un grosor aproximado de 2 cm y están llenos de aire, envían una señal cada vez que un vehículo pasa por encima, aumentando la presión. Esa señal es recogida por una centralita ubicada en el borde de la carretera, que registra el conteo y envía los datos a una central de tráfico. Allí, la información se procesa para crear estadísticas sobre la densidad de circulación, que servirán para gestionar el flujo en las vías públicas.

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