El balance de siniestralidad del mes de julio ha sido malo. Para qué negarlo. Teníamos ganas de irnos de vacaciones… y quizás la euforia a alguno le ha jugado una mala pasada. Los datos, peores que en 2019, han propiciado que desde la DGT hayan apuntado a un enemigo inesperado: el calor. En palabras del propio director de la DGT, Pere Navarro, esto ha sido así.
Desde la DGT se achaca este número al aumento del número de desplazamientos, también. No es ninguna novedad que tras dos años de restricciones esto se haya producido. Lo que sí podemos considerar como una novedad es que se cite al calor como excusa: «La ola de calor toca y afecta a la conducción», ha dicho Navarro. ¿Realmente su trascendencia puede haber sido tal?
2Se multiplican los peligros conduciendo con calor
Aunque de primeras no le demos mucha importancia, el factor de la temperatura amplifica las consecuencias y los síntomas de esos otros comportamientos que pueden aumentar los riesgos al volante. El dato que viene a continuación es una locura. El calor está implicado de una manera más o menos directa en el 17 por ciento de los accidentes de tráfico. Y es que su intervención provoca la disminución del tiempo de reacción al volante y eso influye en el riesgo de cometer errores.
Hay estudios que cuantifican los problemas por las altas temperaturas. Por ejemplo, si tenemos una temperatura en el interior del coche que está entre los 35 y los 40 grados, el conductor puede dejar de percibir entre el 15 y el 20 por ciento de las señales de tráfico. Y eso va a hacer, a su vez, que los errores al volante puedan llegar a crecer hasta un 35%. El efecto, por hacer una similitud, es casi como conducir hebrio.