Los limpiaparabrisas, y desde que se incorporan a el coche, cumplen una función muy importante, como es la de eliminar la suciedad del cristal, que nos aísla, pero nos permite tener la visibilidad correcta mientras conducimos. Pero, en la historia y en algún momento, alguien se planteó no tener que apearse del coche, entre destinos y durante el trayecto, para ejecutar esta limpieza. Y ya te aseguro que tratándose de limpiar y los años en que sucede, no fue un hombre.
1¡¡¡ Este conductor para demasiadas veces !!!
Durante un viaje a Nueva York, en el invierno de 1903, la protagonista de esta historia observó mientras se desplazaba, montada en uno de aquellos viejos tranvías, que el conductor hacía demasiadas paradas, con el fin de limpiar el cristal de la maquina, ya que la tempestad de nieve lo ensuciaba constantemente, impidiéndole la visión del entorno.
Así lo puedes leer en el libro Mujeres Inventoras (Deborah Jaffe). Mary Anderson, de origen Norteamericano (Alabama) tras esta experiencia de viaje, regresó a su ciudad natal donde consiguió inventar un limpiador de cristales, para acoplarlo al puesto de conducción de los tranvías. El primer limpiaparabrisas de la historia consistía en una simple palanca ubicada en el interior del vehículo que accionaba una cuchilla elaborada de hule situada en el exterior del parabrisas. Mediante un resorte o muelle, la cuchilla regresaba a su posición original.