El inicio de 2025 marca un antes y un después en la historia de las motocicletas en Portugal. A partir del 1 de enero, los moteros lusos podrán despedirse para siempre de la ITV. Adiós a las eternas esperas, al gasto obligatorio, ya unas inspecciones que muchos consideran más un trámite recaudatorio que una auténtica garantía de seguridad. Pero, ¿cómo es posible que un país de la Unión Europea haya decidido desmarcarse de esta norma aparentemente inamovible?
2¿Y en España qué?
El ejemplo portugués inevitablemente invita a la comparación. En España, la ITV para motos lleva en vigor desde 1987 y se ha convertido en una tradición que parece intocable. No es solo una cuestión de normas, sino también de economía: la industria de las ITV en España mueve millones de euros al año y genera millas de empleos. Pero la pregunta es clara: si Portugal ha demostrado que no es necesario, ¿por qué aquí seguimos aferrados a este modelo?
La realidad es que España ha sido históricamente uno de los países más estrictos con este tipo de inspecciones. Hasta hace poco, junto con Italia, Austria, Croacia y Lituania, éramos de los pocos países que obligaban a las motos a pasar la ITV. Francia, que resistió hasta 2024, finalmente pasó. Sin embargo, la decisión de Portugal puede marcar un punto de inflexión, abriendo la puerta a un debate que parecía enterrado.
