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Así se carga un coche eléctrico ‘a la desesperada’

La revolución de los coches eléctricos ha traído consigo una nueva serie de retos para los conductores. Aunque la promesa de una movilidad sostenible y libre de emisiones es atractiva, la realidad del día a día puede ser complicada, especialmente cuando se trata de cargar el vehículo.

No todo el mundo tiene acceso a una infraestructura de alimentación adecuada, lo que lleva a situaciones extremas y soluciones improvisadas que, en muchos casos, resultan peligrosas. En este artículo, exploramos algunas de las prácticas más arriesgadas que los conductores han adoptado ante la necesidad de mantener su coche en funcionamiento.

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La improvisación ante la necesidad

Legalización de la instalación del cargador eléctrico
Fuente propia

En un mundo ideal, los coches eléctricos contarían con una red de carga eficiente y accesible. Pero la realidad es muy distinta. Aunque el número de puntos de carga esté en crecimiento, la disponibilidad en España sigue siendo un obstáculo. No todos los conductores tienen garaje propio, y la carga en la calle suele ser costosa y poco confiable.

Por ello, algunos propietarios de eléctricos han optado por buscar alternativas caseras: desde extensiones de cable que atraviesan aceras hasta conexiones improvisadas en aparcamientos comunitarios. Soluciones que no solo son ineficaces, sino que además pueden conllevar problemas técnicos, de seguridad y legales.