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Así se carga un coche eléctrico ‘a la desesperada’

La revolución de los coches eléctricos ha traído consigo una nueva serie de retos para los conductores. Aunque la promesa de una movilidad sostenible y libre de emisiones es atractiva, la realidad del día a día puede ser complicada, especialmente cuando se trata de cargar el vehículo.

No todo el mundo tiene acceso a una infraestructura de alimentación adecuada, lo que lleva a situaciones extremas y soluciones improvisadas que, en muchos casos, resultan peligrosas. En este artículo, exploramos algunas de las prácticas más arriesgadas que los conductores han adoptado ante la necesidad de mantener su coche en funcionamiento.

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Peligro latente en cada carga

Fuente propia

Una de las prácticas más peligrosas para cargar un coche eléctrico es utilizar un cable de extensión doméstico. Por una sencilla razón: los alargadores no están diseñados para soportar una carga continua de alta potencia durante largos períodos de tiempo. Puede provocar un sobrecalentamiento que acabe derritiendo el cableado.

Pero el problema no son solo los cables. Las instalaciones eléctricas de los hogares tampoco están preparadas para soportar una demanda tan alta de energía. Conectar un coche eléctrico a un enchufe doméstico puede sobrecargar la red y derivar en cortocircuitos, dejando sin luz la vivienda o incluso provocando un incendio.