La revolución de los coches eléctricos ha traído consigo una nueva serie de retos para los conductores. Aunque la promesa de una movilidad sostenible y libre de emisiones es atractiva, la realidad del día a día puede ser complicada, especialmente cuando se trata de cargar el vehículo.
No todo el mundo tiene acceso a una infraestructura de alimentación adecuada, lo que lleva a situaciones extremas y soluciones improvisadas que, en muchos casos, resultan peligrosas. En este artículo, exploramos algunas de las prácticas más arriesgadas que los conductores han adoptado ante la necesidad de mantener su coche en funcionamiento.
4Una amenaza a la seguridad en plena calle
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Tirar un cable desde un cuarto piso hasta la calle no solo solo es peligroso para el coche y la vivienda; también para los peatones. Un cable atravesado en una acera es un obstáculo que puede provocar accidentes. Un transeúnte distraído, una persona con movilidad reducida, un ciclista, un niño… pueden tropezar con él, con consecuencias potencialmente graves.
En casos extremos, el cable queda suspendido en el aire, generando un riesgo evidente y especialmente peligroso para ciclistas o conductores en moto. Estas situaciones pueden, además, derivar en demandas y sanciones legales al responsable de la instalación, por ocupar ilegalmente la vía pública y poner en peligro la seguridad de los ciudadanos.