Viajar por las carreteras españolas puede ser una experiencia reveladora, especialmente cuando se atraviesan fronteras autonómicas. En algunos casos, estas transiciones son tan evidentes que parecen sacadas de una película de terror. Un ejemplo perfecto de este fenómeno es la carretera que conecta Aragón y Navarra, donde el firme cambia drásticamente al pasar de un lado al otro. ¿Qué hay detrás de este contraste tan marcado? Aquí lo desentrañamos.
6Un símbolo de desigualdad.
Más allá de los aspectos técnicos, el caso de la A-125 y la NA-126 es un símbolo de las desigualdades que todavía persisten en España. Mientras algunas regiones disfrutan de infraestructuras modernas y bien mantenidas, otras deben conformarse con un abandono que parece crónico. Este contraste se percibe especialmente en zonas rurales, donde las carreteras son una de las pocas conexiones con el mundo exterior.
En última instancia, el estado de nuestras carreteras no solo refleja la calidad de la gestión pública, sino también nuestras prioridades como sociedad. Si queremos un país verdaderamente cohesionado, necesitamos asegurarnos de que todos, sin importar dónde vivan, puedan disfrutar de infraestructuras dignas y seguras.
Así que la próxima vez que te encuentres cruzando la frontera entre Aragón y Navarra por esta carretera, recuerda que no solo estás cambiando de comunidad autónoma, sino que también estás de mundo. Y en este caso, el cambio no es precisamente para bien.
