En España, existen rincones que desafían la imaginación y nos recuerdan el ingenio humano en la construcción de infraestructuras. Uno de estos sitios singulares se encuentra en Tenerife, donde el edificio rompe con lo convencional al tener en su tejado una carretera. Esta estructura única, con sus sesenta viviendas y un camino sobre ellas, parece una escena de ciencia ficción, pero representa una realidad de la ingeniería española de los años 60 y 70, cuyo objetivo era brindar acceso a una zona llamada Mesa del Mar sin sacrificar. el espacio para nuevas edificaciones.
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En Estados Unidos, un puente elevado en el aeropuerto internacional de Los Ángeles (LAX) permite el paso de vehículos sobre la pista de aterrizaje, lo que demuestra hasta qué punto la necesidad de conectar puntos estratégicos ha inspirado soluciones arquitectónicas arriesgadas. De manera similar, el Puente Eshima Ohashi, en Japón, se eleva con una inclinación extremadamente empinada para permitir que los barcos pasen por debajo, mientras que los vehículos ascienden como si se trata de una montaña rusa.
Cada uno de estos proyectos en el mundo revela una faceta del ingenio y la adaptabilidad del ser humano para enfrentar desafíos geográficos y logísticos. En el caso de Los Ficus, la carretera sobre el tejado no solo representa una solución técnica, sino un símbolo de cómo el pasado de la ingeniería española se las arregló para satisfacer necesidades funcionales sin dejar de lado la belleza del entorno. Aunque algunos residentes se quejen de los inconvenientes, esta construcción sigue captando la atención y despertando el asombro, no solo de los que la ven desde fuera, sino de quienes viven a diario en un lugar donde lo improbable se volvió realidad.
