Nos encontramos en una época en la que el concepto de «carreteras gratis» ha sido el anhelo de muchos ciudadanos españoles. El gobierno prometió liberar gradualmente las carreteras de bienestar en España, en la medida que fueran expirando las concesiones. Esto llevó a un entusiasmo generalizado, especialmente tras la eliminación de embarques en tramos de autopistas como la AP-1, AP-2 y la AP-7.
Sin embargo, la realidad que enfrentamos hoy en día es muy diferente y menos esperanzadora. Las recientes declaraciones tanto de autoridades autonómicas como del gobierno central han dejado claro que la gratuidad total de las autopistas es un sueño inalcanzable por razones que van más allá de la mera voluntad política.
2La principal arteria de Galicia
Pero la noticia más preocupante en este sentido proviene de Galicia y la autopista AP-9. Este es un caso paradigmático. La AP-9 es vital para el territorio gallego, ya que conecta regiones clave sin ofrecer alternativas gratuitas razonables. Durante la campaña electoral, Xosé Ramón Gómez Besteiro prometió la eliminación de los peajes en esta vía, una promesa que resonó entre los gallegos. Sin embargo, una vez más, la realidad se ha impuesto.
Según Óscar Puente, actual ministro de Transportes, la gratuidad total de la AP-9 es “inasumible” debido al elevado coste que ello supondría. La concesionaria Audasa, que gestiona esta autopista, depende en gran parte de las bonificaciones del Estado para mantener la vía operativa y rentable. Se estima que hasta un tercio de los ingresos de esta empresa provienen de fondos públicos a través de subvenciones para los usuarios más recurrentes.