Nos encontramos en una época en la que el concepto de «carreteras gratis» ha sido el anhelo de muchos ciudadanos españoles. El gobierno prometió liberar gradualmente las carreteras de bienestar en España, en la medida que fueran expirando las concesiones. Esto llevó a un entusiasmo generalizado, especialmente tras la eliminación de embarques en tramos de autopistas como la AP-1, AP-2 y la AP-7.
Sin embargo, la realidad que enfrentamos hoy en día es muy diferente y menos esperanzadora. Las recientes declaraciones tanto de autoridades autonómicas como del gobierno central han dejado claro que la gratuidad total de las autopistas es un sueño inalcanzable por razones que van más allá de la mera voluntad política.
4Un sueño inalcanzable
La situación en la AP-9 no es única. En todo el país, las carreteras de peaje han sido un pilar fundamental para el desarrollo de la infraestructura vial. Sin ellas, las alternativas serían bien diferentes: o se aumentarían significativamente los impuestos para cubrir el costo del mantenimiento de las carreteras, o se asumirían vías en condiciones más deterioradas, lo que afectaría tanto la seguridad como la comodidad de los usuarios. En resumen, el sueño de unas autopistas completamente gratuitas parece, a día de hoy, algo inalcanzable. El costo económico es simplemente demasiado alto para que los gobiernos puedan asumirlo sin perjudicar otras áreas clave del gasto público.
A medida que las concesiones vayan venciendo en los próximos años, es probable que veamos más decisiones similares a las de Vizcaya y Galicia. Las autopistas de peaje, pese a sus detractores, siguen siendo una herramienta crucial para garantizar que el sistema de transporte por carretera en España siga funcionando de manera eficiente y segura.