Meterse en charcos nunca es bueno. Da igual en qué sentido de la palabra se use esa expresión sabia y certera… porque su sentido literal no puede ser más explícito. Los charcos son inofensivos si caminamos pero tienen su peligro mientras conducimos. De ahí que sea necesario saber lidiar con ellos si los encontramos en medio de la carretera.
Una vez acabado el buen tiempo, continuamos con la amenaza constante de que cualquier día de la semana acabe pasado por agua. Las previsiones de lluvia llenan las jornadas y hay que saber adaptarse para que este tipo de precipitaciones no sean un problema. Más bien, simplemente, una molestia. Ya sea cogiendo el paraguas antes de salir de casa como agudizando sentidos al volante, hay que saber actuar bien si llueve.
4La suspensión sufre y mucho
Otra consecuencia de pasar un charco a demasiada velocidad es que se estropee la suspensión. No exageramos. En uno de estos golpes puede dañarla sobremanera… al igual que el agua puede salpicar el motor y dañar el sistema eléctrico, cuya reparación no es especialmente barata. Es decir, una acción que realizamos en décimas de segundo puede acarrear consecuencias terribles por una mala ejecución.