A lo largo de la historia, solo unos pocos fabricantes se han atrevido a fabricar un Fórmula 1 homologado para circular por la calle. Estos son los cinco coches que esconden una auténtica bestia de la categoría reina del automovilismo en su interior.
Los Fórmula 1 son los coches más rápidos que existen. Ningún otro automóvil está a la altura de estos monoplazas en términos de prestaciones. Puede que sean más rápidos en línea recta o necesiten menos tiempo para completar el 0 a 100 km/h, pero, en términos generales, los Fórmula 1 son los coches más veloces sobre la faz de la tierra.
4Ferrari F50: la celebración del 50 cumpleaños de Ferrari
Otro coche de calle que esconde un Fórmula 1 en su interior es el Ferrari F50. En 1995, la marca del Cavallino Rampante lo presentó en el Salón de Ginebra y llegó ese mismo año para sustituir al Ferrari F40 como tope de gama de la firma de Maranello. Su lanzamiento también sirvió para celebrar el 50 aniversario de la compañía, que se cumplía en 1997.
A diferencia del Ferrari F40, el Ferrari F50 se desarrolló desde cero. El objetivo de Ferrari era llevar la tecnología de sus coches de competición a las carreteras y lo consiguió. Su aerodinámica estaba al nivel de la de los coches de competición, de la misma manera que su chasis con monocasco de fibra de carbono, aunque lo que más destacaba era el motor.
Bajo la preciosa cubierta transparente de la parte trasera se escondía un motor V12 atmosférico colocado en posición central. Este bloque derivaba del que empleaba el Ferrari 641 de Fórmula 1, un monoplaza que pilotaron Alain Prost y Nigel Mansell en 1990, logrando seis victorias en las 16 careras de la temporada y 14 podios. Ese año, McLaren-Honda ganó el campeonato de constructores y el título de pilotos con Ayrton Senna, pero el Ferrari no puso las cosas fáciles al bólido de Woking.
Cinco años después, la mecánica V12 que daba vida al Ferrari F50 logró que los clientes más especiales de la marca italiana se olvidasen del legendario V8 biturbo del Ferrari F40. Este motor de 4.7 litros desarrollaba 520 CV a 8.500 rpm, era capaz de girar a 10.000 vueltas e iba ligado a una caja de cambios manual de seis relaciones. Era suficiente para que el Ferrari F50 acelerase de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos y alcanzase una velocidad máxima de 325 km/h.
