Cuando llega el invierno, las carreteras se convierten en un campo minado para los conductores. No solo por el hielo y la nieve, que dificultan la conducción, sino también por un enemigo silencioso que muchos pasan por alto: la sal. Esa fina capa que los servicios de mantenimiento esparcen para evitar la formación de hielo puede convertirse en una amenaza para la salud de tu coche. ¿Has circulado por una carretera salada? Entonces sigue los consejos que te damos a continuación. Protegerás tu vehículo de daños a largo plazo.
6Conducción preventiva: reduce la exposición a la sal
Si vives en una zona donde la sal en las carreteras es común durante el invierno, adoptar hábitos de conducción preventiva puede marcar la diferencia. Siempre que sea posible, evita circular por vías recién tratadas. Si no puedes evitarlo, reduce la velocidad y mantén una distancia prudencial con otros vehículos para minimizar la proyección de sal.
Otro consejo es evitar dejar el coche estacionado en zonas donde la sal pueda acumularse, como bordillos o calles con mal drenaje. Así reducirás el tiempo de exposición y, por consiguiente, el riesgo de corrosión.