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Citroën lleva más de un siglo “democratizando” el verano

Más de 100 años descapotables y carrocerías con innovadoras soluciones para “refrescarnos” es uno de los legados de la marca francesa al que vamos a dar un pequeño repaso. Y es que el primer Citroën a cielo abierto es en realidad el primer modelo de Citroën: el Type A, del cual se fabricaron más de 24.000 unidades entre 1919 y 1921.

Al Type A le siguieron numerosos modelos clásicos con sus carrocerías Cabriolet, aunque para encontrar el primer descapotable “moderno” y plenamente lúdico vamos a dar un salto hasta 1960, año en el que se presenta el extraordinario Citroën DS Convertible (lanzado como Décapotable Cabriolet d’Usine), dibujado por Flaminio Bertoni. Dicho esto, lo cierto es que la popularización de los lúdicos Citroën veraniegos hay que atribuírsela a un modelo ligeramente posterior: el Méhari.

Citroën Méhari (1968-1988)

El Méhari fue diseñado por el piloto de aviación, héroe de guerra y conde Roland de la Poype, quien dirigía la Société d’Etudes et d’Applications des Brevets. De la Poype se basó en el Mini Moke, pero con la idea de incrementar su distancia al suelo, aumentar su confort con una suspensión muy elástica y reducir la propensión a la corrosión fabricando la carrocería en plástico ABS.

El concepto fue todo un éxito no sólo como vehículo lúdico, sino también en zonas rurales. Gustó mucho, asimismo, al ejército francés, que se hizo con más de 7.000 unidades. En 1979, Citroën lanzó el Méhari 4×4 con tracción a las cuatro ruedas. A diferencia del 2CV Sahara 4×4, el Méhari tenía un único motor, y un árbol de transmisión era el encargado de llevar la motricidad al tren trasero. Contaba además con reductora, frenos de disco en las cuatro ruedas y una rueda de repuesto sobre el capó.

Citroën 2CV (1948-1990)

No obstante, mucho antes que el Méhari, si hay un descapotable popular por antonomasía ése no es otro que el 2CV. Desde sus orígenes, el 2CV se concibió con techo de lona, como puede verse en los prototipos TPV supervivientes que precedieron al modelo de producción en serie. Resumir una historia de medio siglo en un par de párrafos es realmente imposible, pero lo cierto es que el popular automóvil concebido por Pierre Boulanger para motorizar a la Francia rural de los años 30 es uno de los modelos imprescindibles en la historia del automóvil por su combinación de ingeniería innovadora y sencillez.

Así, en el momento del lanzamiento del 2CV, durante la posguerra de la II Guerra Mundial, el techo de tela enrollable no sólo permitía ahorrar acero, sino que servía para transportar cargas largas que salían del habitáculo. De hecho, en los primeros modelos hasta la parte trasera era de tela.

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Otros descapotables de Citroën

Por supuesto, en este recorrido por los descapotable populares de la firma de los dos chevrones no podemos olvidarnos del popular Visa Décapotable, una versión oficial del compacto francés llevada a cabo por el carrocero Heuliez. Lanzado en 1984, el Visa Décapotable conservaba sus cuatro puertas con sus respectivos marcos pero reemplazaba los pilares C y el techo metálico por una pieza de lona.

Mucho más popular, el C3 Pluriel (2003-2010) proponía una solución económica y a la vez ingeniosa para disponer de un auténtico descapotable. Diseñado por Italdesign, su techo de tela se articulaba sobre largueros desmontables que permitían circular con una absoluta sensación de libertad cuando se retiraban por completo. Su fabricación supuso, además, un auténtico balón de oxígeno para la planta de PSA (hoy Stellantis) en Villaverde (Madrid).

No queremos dejar de mencionar tampoco el minoritario E-Méhari, del cual se fabricaron apenas un millar de unidades entre 2016 y 2019. Diseñado sobre un desarrollo previo del fabricante Bolloré, este vehículo eléctrico se presentaba como una reinterpretación contemporánea y sostenible del clásico Méhari.

Acabamos el repaso a los descapotables populares de Citroën con el My Ami Buggy, una edición limitada de este cuadriciclo ligero 100 % eléctrico cuyas puertas desaparecen, dejando paso a unas portezuelas metálicas. Las ruedas de tacos remarcan el carácter aventurero de este cuadriciclo, mientras que los paragolpes, los protectores de los faros, las aletas ensanchadas y las protecciones tubulares bajo las puertas pretenden aportar una sensación extra de solidez.

Lo cierto es que con una autonomía de 75 kilómetros y una velocidad máxima de 45 km/h, las aventuras a bordo de este descapotable quedan limitadas a los retos del día a día, pero nos encanta que Citroën no haya perdido ese espíritu rebelde e inconformista con el que lleva obsequiándonos durante más de un siglo, y esperamos impacientes a que nos sorprenda con un nuevo descapotable popular o… quién sabe con qué.