Radford Motors, la empresa de automóviles de lujo cofundada por la celebridad y mecánico Ant Anstead, atraviesa momentos críticos que han desencadenado la ira de muchos de sus clientes. La compañía, que en su origen prometía revolucionar el sector con vehículos de alta gama basados en el icónico Lotus, ha enfrentado problemas financieros significativos que la llevaron a declararse en quiebra. Sin embargo, la quiebra es solo el inicio de sus complicaciones, ya que ahora enfrenta múltiples demandas de clientes frustrados que han pagado sumas millonarias sin recibir los vehículos prometidos.
Uno de los casos más notables es el del cirujano de Florida Scott Katzman, quien, a través del concesionario Lamborghini Palm Beach, envió más de un millón de dólares a Radford Motors en 2023. Esta cifra incluía U$D 300,000 por un Lotus-Radford Type 62-2 para las calles y U$D 750,000 adicionales por un modelo exclusivo para circuitos, el Pikes Peak Type 62-2. Pese a la enorme inversión, Katzman y el concesionario siguen esperando los vehículos, y la situación llegó a un punto crítico en julio de 2024 cuando presentaron una demanda. Según documentos legales, Radford retrasó repetidamente las fechas de entrega y finalmente propuso un “cronograma de pago”, sin que se concretara la entrega ni se devolviera el dinero.
Otro problema más para la empresa de Ant Anstead
Otro cliente que ha experimentado la frustración es Timothy Tasker, quien hizo un depósito de $101,000 en mayo de 2022 por un Type 62-2 y mantuvo reuniones con Ant Anstead y el cofundador Jenson Button. Tasker fue informado de que las primeras entregas comenzarían a finales de 2022 y continuarían durante 2023, pero la falta de avances lo llevó a pedir un reembolso en octubre de 2023. Aunque la empresa de Ant Anstead reconoció sus preocupaciones y prometió devolverle el dinero, la realidad fue otra: Tasker no ha recibido respuesta a sus llamadas ni correos electrónicos y el depósito aún no ha sido reembolsado.
Ant Anstead, quien ha evitado responder directamente a estas demandas, reafirmó el 24 de octubre su compromiso con la empresa y destacó los esfuerzos en curso para superar la crisis. El 29 de octubre, Radford anunció que había conseguido aprobación judicial para financiar sus operaciones y que estaba trabajando en un proceso de reestructuración bajo el Capítulo 11. Sin embargo, estas medidas no han aliviado la tensión entre la empresa y los clientes que siguen esperando respuestas y, sobre todo, sus vehículos.
El complejo presente que vive Radford Motors
El panorama de Radford se complica aún más con las disputas internas. En marzo, Velasco, un socio comercial, demandó a Ant Anstead y al cofundador Daniel Bednarski, alegando que le debían más de dos millones de dólares. Roger N. Behlr Jr., copropietario de Radford, también presentó una demanda en la que acusó al CEO de la firma automotriz y Bednarski de mala gestión y uso indebido de los fondos de la empresa. Bednarski, sin embargo, defendió públicamente a Radford diciendo que las denuncias habían sido desestimadas por la falta de pruebas y que la reestructuración permitiría a la compañía continuar operando.
Pese a las turbulencias, Ant Anstead sigue presentando un frente optimista y ha reiterado su compromiso de entregar el Type 62-2 a los clientes. “Entendemos los desafíos únicos de crear una marca de automóviles de primera calidad”, señaló Anstead. Afirmó que, aunque el camino ha sido arduo y lleno de obstáculos, la empresa está decidida a mantener vivo el legado de la marca. Sin embargo, para los clientes que esperan ansiosos la llegada de sus autos, las palabras del mecánico y los anuncios de reestructuración pueden no ser suficientes para mitigar la desconfianza y el descontento generados por las demoras y promesas incumplidas.