Queda poco tiempo para que comiencen las vacaciones de verano, en las que los desplazamientos en coche suelen ser más largos de lo habitual. Por eso, la Dirección General de Tráfico (DGT) pone el foco esta semana en la vigilancia del mantenimiento de los vehículos que circulan por nuestras carreteras, algo que incide de forma directa en la seguridad vial.
Hasta el próximo domingo, la DGT ha iniciado una campaña de vigilancia y control en la que los agentes de Tráfico revisarán que los coches cumplen las condiciones óptimas para circular. En concreto, se centrarán en revisar el adecuado mantenimiento y puesta a punto de neumáticos, frenos, luces y señalización o en si el coche ha pasado la ITV, entre otros elementos.
El mantenimiento del vehículo es proporcional a la antigüedad del mismo y nuestro parque de automóviles es uno de los más viejos de la Unión Europea. Según los datos, ronda los 13,5 años de antigüedad.
En este sentido, la DGT recuerda que un coche con deficiencias en los sistemas de frenado, la suspensión, la dirección o los neumáticos tiene más posibilidades de sufrir un siniestro. Además, «la antigüedad del vehículo duplica el riesgo de fallecer o resultar herido grave en caso de accidente, por lo que el mantenimiento adecuado de los elementos de seguridad se convierte en imprescindible para combatir la siniestralidad».
Según los datos de la DGT, el riesgo de fallecer o resultar herido grave se multiplica por dos al comparar los accidentes ocurridos con vehículos de 10 a 15 años de antigüedad, en relación con vehículos de menos de 5 años.
La DGT recomienda revisar…
Para no sufrir contratiempos indeseados, es conveniente revisar determinados elementos del vehículo de forma periódica, no solo en los días previos a las vacaciones. Estas son las recomendaciones de la Dirección General de Tráfico:
- Dirección: hay que revisarla si se notan holguras, ruidos, vibraciones, dureza anormal al girar o desgaste irregular en neumáticos.
- Frenos: revisar las pastillas/zapatas, discos y nivel de líquido de frenos.
- Suspensión: su deterioro es imperceptible, pero de ella dependen la estabilidad y capacidad de frenado.
- Neumáticos: comprobar la profundidad del dibujo (1.6 mm como mínimo), deformaciones, desgaste irregular y presión (en frío).
- Luces: revisar tanto los intermitentes como el alumbrado: deben estar en perfecto estado y bien regulados. Su finalidad no es solo la de ver, sino también la de ser visto.
- Batería: revisarla si hay problemas al arrancar o tiene sulfatados los bornes. Se encarga de dar vida a todos los elementos eléctricos del vehículo.
- Niveles y filtros: comprobar el nivel del líquido de frenos, limpiaparabrisas, aceite, así como la tensión de las correas y el estado de los filtros de aceite, aire y polen.
- Aire acondicionado: revisar si enfría poco o se oyen ruidos al conectarlo. Además de aportar confort, disminuye la fatiga, lo que repercute en la seguridad.
- Lunas y limpiaparabrisas: comprobar el estado de las lunas y escobillas del limpiaparabrisas. Verificar que el parabrisas no presenta daño alguno, ya que es una pieza fundamental en la resistencia estructural del vehículo, en la eficacia del airbag y en la de ser soporte de cámaras y sensores de dispositivos de ayuda a la conducción.
- Inyección: ante aumentos del consumo, tirones al arrancar o en marcha, hay que revisar el sistema de inyección (carburación en coches antiguos).