Cuando pensamos en reducir nuestra huella de carbono, la mente suele ir directamente a los vehículos eléctricos, híbridos o de gas licuado de petróleo (GLP). Sin embargo, hay una solución sorprendentemente eficaz que a menudo pasamos por alto: el coche compartido. Un simple acto de compartir el trayecto con otras personas puede tener un impacto tan significativo en las emisiones de CO2 que deja en jaque a muchas de las alternativas tecnológicas que hoy dominan las discusiones sobre sostenibilidad.
2Viajar de forma más eficiente y más económica
La reducción de las emisiones es solo una parte de la historia. Para los conductores de BlaBlaCar, el ahorro económico ha sido igualmente significativo. En España, los usuarios se ahorraron 51 millones de euros en 2023, un alivio considerable en medio de la subida de precios en todos los sectores. A nivel global, la cifra ascendió a 513 millones de euros. Estos ahorros no son únicamente un beneficio individual, sino que promueven una movilidad más inclusiva y accesible.
Además, el coche compartido ofrece una solución para aquellos que viven en zonas rurales o de baja densidad poblacional, donde el transporte público es caso o inexistente. En el último año, BlaBlaCar conectó el 85% de los más de 8.100 municipios de España, lo que demuestra la capacidad del coche compartido para superar barreras territoriales y proporcionar opciones de transporte a comunidades aisladas.
Para quienes residen en estas zonas, el coche compartido se ha convertido en una clave alternativa. A menudo, estos territorios carecen de la demanda necesaria para justificar la creación de nuevas infraestructuras de transporte público, lo que deja a sus habitantes en desventaja. Sin embargo, con BlaBlaCar, los conductores simplemente aprovechan las infraestructuras ya existentes, permitiendo una conexión más directa y efectiva.
