Cuando pensamos en reducir nuestra huella de carbono, la mente suele ir directamente a los vehículos eléctricos, híbridos o de gas licuado de petróleo (GLP). Sin embargo, hay una solución sorprendentemente eficaz que a menudo pasamos por alto: el coche compartido. Un simple acto de compartir el trayecto con otras personas puede tener un impacto tan significativo en las emisiones de CO2 que deja en jaque a muchas de las alternativas tecnológicas que hoy dominan las discusiones sobre sostenibilidad.
4Un futuro donde compartir es más que cuidar
A medida que más personas adoptan el coche compartido como una opción viable de transporte, no solo mejoran su economía personal, sino que también contribuyen a una causa mayor: la lucha contra el cambio climático. Al llenar los asientos vacíos de nuestros coches, estamos reduciendo el número de vehículos en la carretera, disminuyendo el consumo de combustible y, en última instancia, contribuyendo a un planeta más sostenible.
Itziar García, Directora Internacional de Comunicación y Relaciones Institucionales de BlaBlaCar, subrayó que «cuanto más se consolida el uso del carpooling, más evidentes son los beneficios. En países como España, donde BlaBlaCar lleva 15 años operando, ya se ha observado un impacto positivo tanto en el ahorro económico como en la reducción de emisiones.
Con más de 8 millones de usuarios solo en España, la plataforma ha logrado conectar a personas que de otro modo no tendrían acceso a opciones de transporte eficientes y sostenibles. En 2023, BlaBlaCar facilitó más de 100 millones de conexiones entre viajeros, contribuyendo a una movilidad más asequible, cómoda y social.