La fama no solo se mide en aplausos, discos vendidos o premios ganados. Para figuras como Raphael, uno de los artistas más emblemáticos de España, su éxito ha estado acompañado de anécdotas sorprendentes que rozan lo cinematográfico. Entre ellas, destaca un regalo de dimensiones épicas: un coche tan grande que resultaba imposible maniobrarlo por las estrechas calles de Madrid.
1Un «haiga» para un artista legendario
En los años 60 y 70, cuando Raphael se consolidaba como un ícono de la música en España y el mundo, era común que las grandes estrellas recibieran obsequios extravagantes. Fue en esa época dorada que el cantante recibió un Cadillac Fleetwood, un coche que encarnaba el lujo y la ostentación, siendo conocido coloquialmente como un «haiga».
Este término, nacido en España, se utilizaba para referirse a los enormes y lujosos coches que ciertos afortunados adquirían tras amasar fortunas. El concepto se basaba en la frase «el coche más grande que haiga», reflejando el deseo de mostrar poderío económico. Para Raphael, este regalo no solo simbolizaba su estatus, sino también la admiración que despertaba en sus seguidores y en quienes querían congraciarse con él.