La fama no solo se mide en aplausos, discos vendidos o premios ganados. Para figuras como Raphael, uno de los artistas más emblemáticos de España, su éxito ha estado acompañado de anécdotas sorprendentes que rozan lo cinematográfico. Entre ellas, destaca un regalo de dimensiones épicas: un coche tan grande que resultaba imposible maniobrarlo por las estrechas calles de Madrid.
2Un coche que no era práctico
El Cadillac Fleetwood que llegó a manos de Raphael no pasaba desapercibido. Con su imponente tamaño, era el epítome del lujo norteamericano, cargado de detalles como asientos de cuero, un motor poderoso y una estética que llamaba la atención en cada esquina. Sin embargo, el coche pronto demostró no ser apto para el entorno urbano de Madrid.
Las calles estrechas y los giros pronunciados de la capital española suponían un auténtico desafío para este «haiga». Raphael, acostumbrado a la comodidad de su vida artística, se encontraba con un problema práctico: era casi imposible aparcarlo o circular con facilidad en pleno centro. Lo que debía ser un símbolo de glamour se convirtió en una fuente de complicaciones logísticas.