El agua, omnipresente en nuestro planeta y esencial para la vida, podría parecer una solución mágica para alimentar el motor de vehículos. Sin embargo, la realidad es que el agua no es un combustible, al menos no en el sentido energético que conocemos. Mientras que los combustibles como la gasolina liberan energía química al quemarse, el agua no tiene esa capacidad porque es el producto final de una combustión: ya está en su estado más estable. Para convertirla en una fuente de energía, es necesario un proceso que consuma más energía de la que puede generar.
La electrólisis es uno de esos procesos. Este método separa el agua en hidrógeno y oxígeno, aprovechando el hidrógeno como combustible en vehículos con pilas de combustible. Sin embargo, este procedimiento es caro y poco eficiente, lo que limita su adopción masiva.
4Así funcionan las celdas de flujo
Este sistema, basado en electrolitos líquidos que generan electricidad, permite una autonomía de hasta 1.000 km con un consumo eficiente de 8-10 kWh por cada 100 km, posicionándolo como una alternativa prometedora a los vehículos eléctricos tradicionales. Aunque aún en fase de pruebas, esta tecnología combina sostenibilidad, bajo peso y eficiencia energética, con la posibilidad de competir con baterías de litio en el futuro.
Además, proyectos similares están en marcha en diferentes países, explorando formas innovadoras de extraer hidrógeno del agua mediante procesos más económicos y sostenibles. Sin embargo, el reto sigue siendo equilibrar el costo de producción con la viabilidad comercial para lograr que estas tecnologías sean accesibles y competitivas frente a fuentes de energía establecidas. Estos avances destacan que el uso del agua en motores no es una utopía, sino una posibilidad tangible que podría revolucionar el transporte en las próximas décadas.
El sueño de un motor de agua revela el ingenio humano y su búsqueda constante por superar los límites. Aunque este tipo de tecnología todavía pertenece al reino de la utopía, inspira a científicos e ingenieros a imaginar soluciones que desafíen lo establecido.