¿Tienes un descapotable? Si es así sabrás que en los descapotables básicamente nos es posible encontrar dos tipo de capota, las duras retráctiles, que pueden estar compuestas por metal o composite, o las blandas, que suelen ser de tela o vinilo. Las ventajas de las blandas son su sencillez, bajo peso, mayor rapidez en su accionamiento y, para muchos, su mayor belleza frente a una capota dura… aunque para gustos, los colores.
Entre sus desventajas, eso sí, está su delicadeza… y aquí ya no hay debate. Requiere ciertos cuidados si queremos mantenerlas como el primer día. En la práctica, son muy pocos los usuarios que les dedican un cuidado especial y, por ello, no es nada extraño ver coches en circulación con la capota en mal estado por suciedad. Pero también por culpa del moho, de la pérdida de elasticidad o de la decoloración.
1La limpieza, clave para cuidar tu capota
Lo más común suele ser lavar la capota con el mismo jabón que se usa para la carrocería, lo que no está contraindicado, salvo en el supuesto de que en su composición cuente con aceites, amoniaco o detergentes. No obstante, lo más recomendable es emplear un jabón específico, con un cepillo de cerdas blandas, tras haber aspirado la posible suciedad de juntas y recovecos y haberla humedecido bien.
Ante los excrementos o manchas de aceite siempre hay una máxima: retirar la suciedad lo antes posible. Un paño humedecido o el producto de limpieza para capotas son la solución más adecuada en estos casos. Por supuesto, también es conveniente seguir los consejos que iremos relatando a continuación.