Para muchos conductores el mantenimiento de un coche eléctrico es uno de los principales inconvenientes a la hora de decidirse por la compra de uno de estos modelos. Esto junto al elevado coste de adquisición y las deficiencias en infraestructuras para las recargas, conforman los argumentos de los principales detractores del coche eléctrico.
Y si bien la mecánica que ofrece este tipo de motorizaciones es distinta de la instalada en los tradicionales motores de combustión, lo cierto es que, lógicamente, requieren de un mantenimiento para facilitar la durabilidad del vehículo y rentabilizar la inversión al máximo.
5La batería, la clave
El elemento clave de un coche eléctrico es su batería. Es el corazón del vehículo y, por tanto, donde se centran las principales tareas de mantenimiento. En teoría, una batería está diseñada para durar toda la vida útil del coche, pero no siempre con el mismo rendimiento.
Igual que la batería de un móvil disminuye su capacidad con el tiempo, lo mismo sucede con la de un coche eléctrico. La batería se degrada con el uso, a base de ciclos de carga y descarga. Esto hace que su capacidad de almacenaje de electricidad vaya disminuyendo de manera progresiva.