El coche, conocido como » Ferrari español «, era hijo de la principal factoría de vehículos de la España de postguerra, ENASA, conocida como Pegaso, tenia la impronta del exingeniero jefe de Alfa Romeo y el beneplácito de la dictadura franquista.
Un coche cargado de exclusividad y deportividad, que pretendió ser la enseña nacional de la industria automotriz, que cosecho numerosos fracasos deportivos, un récord mundial de velocidad, y a día de hoy, es el disfrute de coleccioncitas y propietarios; una autentica joya.
3Un chasis y motor en busca de carrocería
Cabe destacar que el proyecto de Pegaso se limito a la fabricación de chasis y motores, quizás determinado por la falta de diseñadores y fabricantes nacionales, especialistas de carrocerías. Y aunque el ideario de Ricart era conseguir un modelo genuinamente español, las versiones y distintos modelos alcanzados en los 84 chasis fabricados, dan a entender la veracidad de este supuesto histórico.
Hubo hasta 30 carrozados diferentes entre los que elegir, 3 motorizaciones distintas, volante a la izquierda o a la derecha, distintas configuraciones de frenos, transmisiones o carburadores, además de los utilizados para competición y la exclusiva versión Z-103. La empresa preveía la fabricación de 200 chasis al año. Podía afirmarse que no existían dos iguales.