Las especulaciones no se hicieron esperar, despertando comentarios que iban desde el entusiasmo hasta la incredulidad, mientras en las calles de Madrid se exhibía un telón de escenario que camuflaba intrigante la sorpresa. Finalmente, la verdad salió a la luz: no se trataba de un lanzamiento real, sino de una campaña creada por Midas, líder en mantenimiento y movilidad sostenible, como parte del quinto aniversario de su iniciativa #EllasConducen. El propósito no era vender coches, sino poner sobre la mesa una conversación incómoda pero urgente: ¿por qué seguimos pensando que las mujeres necesitan un coche diferente?
CARmela, un coche diseñado mediante inteligencia artificial, no es más que el reflejo de los prejuicios que persisten sobre las capacidades de las mujeres al volante. Pero también es un espejo para quienes todavía creen que la industria automotriz debe seguir encasillando a las conductoras bajo estereotipos que, en pleno 2024, ya no tienen cabida.
2Un mercado todavía condicionado por el machismo.
La campaña no solo revela cómo se conceptualizan los coches “para mujeres”, sino también las barreras que enfrentan en el día a día. El 75% de las conductoras en España asegura haber sufrido discriminación en la carretera, desde gestos y comentarios condescendientes hasta bocinazos o insultos. Y no solo ocurre al volante. En los talleres mecánicos, un 32% de las mujeres ha recibido un trato diferencial, y en concesionarios, más del 22% afirma que los vendedores tienden a dirigirse a sus acompañantes masculinos, incluso cuando ellas son las compradoras principales.
Estas experiencias reflejan un entorno que, aunque ha evolucionado, sigue arrastrando estereotipos de género profundamente arraigados. Las mujeres se ven cuestionadas tanto en sus decisiones de compra como en sus habilidades para manejar cualquier tipo de vehículo, desde un utilitario hasta un deportivo de alta gama.