En el panorama actual de la movilidad sostenible, el coche de hidrógeno se presenta como una alternativa prometedora. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de marcas como Hyundai, Toyota y BMW, esta tecnología no termina de despegar en el mercado global. Uno de los principales motivos que explica esta situación es la escasa red de estaciones de repostaje de hidrógeno, conocida como hidrogeneras.
Para dimensionar el problema, basta señalar que, a finales de 2024, había en todo el mundo unas 1.160 hidrogeneras operativas, una cifra que equivale aproximadamente al número de gasolineras existentes solo en la ciudad de Madrid. Los datos proporcionados por el portal especializado H2stations.org reflejan que en 2024 se inauguraron unas 125 nuevas estaciones de hidrógeno. De ellas, 42 se instalaron en Europa, alrededor de 30 en China, 25 en Corea del Sur, 8 en Japón y 13 en Norteamérica.
¿Dónde hay mayor cantidad de estaciones de repostaje de hidrógeno?
A nivel global, Asia lidera el despliegue con 748 estaciones, de las cuales 384 se encuentran en China, 198 en Corea del Sur y 161 en Japón. En cambio, Europa dispone apenas de 294 estaciones, con Alemania a la cabeza con 113, seguida de Francia con 65, los Países Bajos con 25 y Suiza con 19. América del Norte tampoco se destaca en este aspecto. En Canadá, a pesar de ser el segundo país más grande del mundo en extensión, el número de estaciones aumentó solo de 4 a 12 en 2024.
La falta de infraestructura no solo se debe a la complejidad técnica y los altos costos de construcción de hidrogeneras, sino también a la incertidumbre sobre su viabilidad a largo plazo. Aunque se proyecta la apertura de al menos 377 nuevas estaciones fuera de China, expertos advierten que el ritmo de crecimiento es lento y existen dudas sobre cuántas de esas estaciones realmente se materializarán. En algunos casos, las aperturas se ven compensadas por cierres, lo que genera aún más inseguridad entre los potenciales usuarios.
La diferencia entre el coche hidrógeno y el eléctrico
El coche eléctrico, en cambio, ha experimentado un auge significativo gracias a la expansión de los puntos de recarga y la mejora en la autonomía de las baterías. Este avance ha posicionado a los vehículos eléctricos como la opción preferida para la mayoría de los conductores interesados en la transición energética. En cambio, el hidrógeno parece estar quedando relegado a nichos específicos, como el transporte pesado o la aviación, donde sus ventajas son más evidentes.
El camino del coche de hidrógeno hacia la popularidad parece estar lleno de obstáculos. Mientras no exista una red de repostaje extensa y confiable, la adopción masiva de esta tecnología seguirá siendo un desafío. Por ahora, la comparación entre las 1.160 hidrogeneras a nivel mundial y las aproximadamente 1.000 gasolineras que se pueden encontrar solo en Madrid ilustra con claridad la principal barrera que enfrenta el hidrógeno en el sector automovilístico.