El mundo del automovilismo ha sido testigo de grandes hazañas y de coches que desafían los límites de la ingeniería. Sin embargo, pocos vehículos han alcanzado el estatus de leyenda por ser considerados tan peligrosos como el TVR Cerbera Speed 12. Este coche, desarrollado por la compañía británica TVR en los años 90, fue diseñado para ser un súper deportivo de alto rendimiento que desafiara a los gigantes de la industria automotriz.
Sin embargo, lo que lo convirtió en una leyenda no fue su éxito, sino su peligrosidad. Fue su propio creador, Peter Wheeler, quien declaró que este era el automóvil más peligroso del mundo, y con razón. Su impresionante rendimiento en carretera y su ficha técnica demuestra que no es un vehículo para cualquiera y solo grandes conductores podrán disfrutar.
¿Por qué es el coche más peligroso del mundo?
El TVR Cerbera Speed 12 estaba destinado a ser un coche que llevara el concepto de la velocidad y la potencia a otro nivel. Equipado con un motor V12 de 7.7 litros, este vehículo producía una potencia descomunal que superaba los 900 caballos de fuerza, un nivel de potencia sin precedentes en su época. De hecho, durante las pruebas, el dinamómetro de TVR, que tenía un límite de 1000 caballos, se rompió, incapaz de soportar la fuerza bruta generada por este prototipo. En ese momento, el Cerbera Speed 12 parecía destinado a convertirse en uno de los coches más veloces jamás construidos.
Pero, cuando Peter Wheeler decidió probar el coche por sí mismo, todo cambió. En lo que parecía ser un paseo rutinario para un hombre que estaba acostumbrado a manejar coches potentes, el Cerbera Speed 12 lo dejó completamente asustado. El ingeniero, tras regresar de esa prueba, hizo algo impensable en la industria automotriz: canceló el proyecto. No fue por razones económicas ni técnicas, sino porque había llegado a la conclusión de que el coche era demasiado peligroso para ser vendido al público.
Más detalles que explican la peligrosidad de este coche
Lo que hacía al TVR Cerbera Speed 12 tan peligroso era precisamente su potencia descontrolada. Aunque muchos coches deportivos actuales cuentan con tecnologías avanzadas de control de tracción, frenos antibloqueo y asistencia electrónica, en los años 90, este tipo de tecnología estaba en una etapa temprana de desarrollo. El Speed 12, con su monstruoso motor y su diseño minimalista, carecía de esos sistemas de seguridad que hoy en día damos por sentados. Esto lo convertía en una bestia indomable, especialmente para aquellos que no eran conductores profesionales o expertos en manejar vehículos de altísimo rendimiento.
Lo más curioso es que, a pesar de los dichos de Peter Wheeler, dejó una huella imborrable en la historia del automovilismo. Aunque nunca llegó a producción masiva, el coche sigue siendo un objeto de culto entre los aficionados a los coches deportivos. Solo unos pocos prototipos fueron construidos, y aquellos que han tenido la suerte de ver uno de cerca o incluso conducirlo, hablan de una experiencia única, casi aterradora.
