Para los coches de gasolina y diésel, los combustibles sintéticos se reafirman como alternativa para no renunciar a los motores de combustión, frente a la electrificación de la movilidad y pone en desacuerdo a los miembros de la Unión Europea.
4La definitiva imposición legislativa se retrasa de nuevo
En aquel momento, su presión conjunta no consiguió la fuerza suficiente, pero ante la votación definitiva el pasado día 3 de marzo, cambiaron las tornas. Ante un resultado cada vez más incierto, Suecia, que ocupa actualmente la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión, decidió aplazar la votación. «Los embajadores retomarán la cuestión a su debido tiempo», dijo un portavoz sueco durante la mañana, sin facilitar ninguna fecha concreta.
En Bruselas, la Comisión Europea declinó comentar el retraso del procedimiento, así como las declaraciones de los ministros alemanes, si bien dijo estar en «modo escucha» para comprender las reservas expresadas por algunas capitales.
«La propuesta que hicimos se basa en la neutralidad tecnológica en cuanto a cómo lograr el objetivo de tener coches con cero emisiones de CO2 a partir de 2035», recordaba un portavoz de la Comisión, insistiendo en que la medida no se dirige «a combustibles concretos» sino al efecto agravante que tienen en la crisis climática.
El portavoz también subrayó que la legislación incluye un considerando para revisar los avances tecnológicos realizados hasta 2026 en el ámbito del transporte de emisiones cero. Esto, en principio, podría abrir la puerta a eximir de la prohibición de 2035 a nuevos tipos de combustibles sostenibles.