Desde Alfonso Capone, Bonnie y Clyde hasta Pablo Escobar, son muchos los delincuentes que encontraban en el coche una herramienta fundamental de » trabajo «, para escapar de los aguerridos agentes de policía, y de las situaciones más estresantes, como eran las huidas a toda pastilla.
Y es que los coches de policía han tenido que evolucionar a fuerza de fracasar, muchas veces, en estos envites, que tantas veces nos han entretenido en la gran pantalla, superando lo real supera a la ficción. Aunque siempre es cierto que los maleantes van siempre delante de la policía.
1La industria del automóvil al servicio de la ley
Siendo cierto que en la vida real se dan escenas de persecución tipo Bullitt (Steve Mcqueen y el Ford Mustang) lo normal es que la policía patrulle con coches mas utilitarios sin dejar de lado las prestaciones de potencia y velocidad. Tratado así en la industria cinematográfica, algo de real contiene el argumento de que los grandes delincuentes accedían antes que los servicios de la ley a las grandes motorizaciones, por lo que se creaba una constante corriente de competencia entre ambos, para que unos no fueran cazados y los otros pudieran dar caza de forma efectiva.
Así que, si para un gánster mafioso es importante un coche rapido, blindado y moderno, para la policía no lo es menos. Dejando al margen la ficción y el entretenimiento, es justo reconocer que los agentes de la ley, necesitan buenos coches en todo momento para poder afrontar estas circunstancias de su trabajo con seguridad y efectividad, ya que les va la vida en ello.