Uno de cada tres coches de ocasión vendidos en el primer trimestre del año no puede entrar en las zonas de bajas emisiones (ZBE) por carecer de distintivo medioambiental. En concreto, se trata de un total de 150.080 coches, ya que entre los vehículos de segunda mano que cambiaron de dueño este año solo el 1,5% contaba con etiqueta Cero y el 5,8% tenía etiqueta ECO.
Esto demuestra que las Zonas de Bajas Emisiones que deben acotarse en los municipios de más de 50.000 habitantes para cumplir la Ley de Cambio Climático, «no han impactado significativamente en la decisión de compra de los vehículos de ocasión», según explica la Asociación Nacional de Vendedores y Reparadores de Vehículos (Ganvam) en base a los datos de la consultora MSI.
Las cifras ponen de manifiesto que las ventas de usados cero emisiones apenas han crecido un 1,2% en el primer trimestre del año, con un total de 7.256 unidades. Sí hay una subida mayor, en las ventas de usados con etiqueta ECO, que llegaron a las 28.663 unidades y aumentaron un 56,4%.
Coches con etiqueta C, los más vendidos
Por otra parte, los coches de segunda mano más vendidos entre enero y marzo de este año fueron los de distintivo C, una etiqueta que tienen los vehículos de gasolina matriculados a partir de 2006 y diésel Euro 6, que registraron un volumen de 163.707 unidades hasta marzo, un 20,2% más que en el primer trimestre de 2022.
En el tercer lugar del podio de los coches de segunda mano más vendidos encontramos los de distintivo B, que sumaron un total de 139.800 unidades. Unas cifras que suponen que el el 60% de los usados comercializados en el primer trimestre presentarían restricciones a la hora de entrar en las Zonas de Bajas Emisiones.
Unos datos que, unidos al hecho de que la media del parque automovilístico español es de 14 años, sirven a Ganvam para reclamar la puesta en marcha de «un plan de achatarramiento eficaz que, respetando el principio de neutralidad tecnológica, incluya también incentivos a la compra de usados».
Para el director general de Ganvam, Fernando Miguélez, este plan debe tener “un enfoque tecnológico diverso, en el que se incluya el apoyo al Euro 6D o motorizaciones posteriores a noviembre de 2015, lo que evitaría que grandes capas de la población se queden fuera de la movilidad de bajas emisiones por razones económicas. No olvidemos que la movilidad debe ser accesible y asequible y que de lo que se trata es de reducir emisiones no tecnologías”, concluye.