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Los peligros de coger el coche en compañía de Herminia

La borrasca Herminia ha dejado una estela de caos en múltiples regiones, desatando vientos huracanados, lluvias torrenciales y un riesgo elevado de inundaciones. Para los conductores, enfrentarse a estas condiciones no es solo un desafío técnico, sino una prueba de prudencia y preparación. En este contexto, entender los peligros específicos asociados a Herminia y adoptar las medidas recomendadas por expertos como Afane (Asociación Nacional de Empresas de Neumáticos) puede marcar la diferencia entre un viaje seguro y una situación crítica.

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Los 5 peligros más críticos al volante durante Herminia

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Pérdida de control por aquaplaning o viento cruzado

El aquaplaning ocurre cuando los neumáticos no pueden evacuar el agua acumulada en la calzada, perdiendo contacto con el asfalto. A 80 km/h, un coche con neumáticos desgastados necesita hasta 90 metros para detenerse en suelo mojado, frente a los 50 metros en condiciones secas. Si a esto se suman rachas de viento lateral –especialmente peligrosas en puentes, túneles o tramos elevados–, el conductor puede verse arrastrado hacia otros carriles o salirse de la vía.

Colisiones por baja visibilidad

La lluvia intensa reduce la visibilidad a menos de 100 metros, dificultando la detección de señales, vehículos parados o peatones. Además, el spray generado por camiones o autobuses puede crear un “efecto cortina” momentáneo, aumentando el riesgo de colisiones en cadena.

Fallos mecánicos por condiciones extremas

Herminia no solo pone a prueba la pericia del conductor, sino también la resistencia del vehículo. Sistemas como los frenos (que pueden sobrecalentarse en pendientes descendentes con carga de agua) o la batería (cuya eficiencia disminuye en frío extremo) son puntos críticos. Un limpiaparabrisas defectuoso o unos neumáticos con menos de 3 mm de dibujo multiplican estos riesgos.

Quedar atrapado en zonas inundadas

Adentrarse en una carretera inundada es una de las decisiones más peligrosas. Solo 30 cm de agua bastan para arrastrar un coche, y 60 cm pueden hacerlo flotar. Además, el agua salada en zonas costeras acelera la corrosión de componentes electrónicos y mecánicos, dejando el vehículo inservible incluso si se logra escapar.

Errores humanos por estrés o fatiga

Conducir bajo condiciones extremas exige un nivel de concentración superior al habitual. La tensión continua por esquivar obstáculos, la fatiga visual por la lluvia o el esfuerzo de mantener una trayectoria estable en vientos cruzados pueden llevar a decisiones impulsivas, como frenazos bruscos o cambios de carril sin señalizar.