Coger un vehículo de transporte con conductor (VTC) es una experiencia cada vez más incierta. Lo que debería ser un simple trayecto se ha transformado para algunos en una ‘actividad de riesgo’, especialmente en grandes ciudades. La falta de formación de muchos conductores, la fe ciega en los navegadores y la creciente siniestralidad han encendido las alarmas, tanto entre consumidores como entre taxistas.
Y es que las estadísticas no mienten: los accidentes de VTC superan en proporción a los de los taxis tradicionales, evidenciando un problema que necesita de solución urgente.
5¿Hacia dónde va el sector?
El aumento de los accidentes y la falta de formación han puesto en jaque la imagen de los VTC. ¿Deberían endurecerse los requisitos de acceso para estos conductores? Los taxistas llevan años reclamando esta medida, pues consideran que la situación es injusta: mientras ellos tienen que pasar por un exigente proceso de formación, los conductores de VTC pueden acceder al mercado con menos requisitos.
Por su parte, los usuarios se encuentran en una encrucijada. Aunque valoran la comodidad y rapidez que ofrecen los VTC, su creciente siniestralidad podría hacerles replantearse su uso. Por eso, los expertos en movilidad apuntan a la necesidad de regulaciones más estrictas, que incluyan formación específica para estos conductores. No solo ayudaría a reducir los accidentes; también igualaría las condiciones de competencia entre taxistas y VTC.