En el incansable afán de los fabricantes de coches por reducir el consumo de combustible y las emisiones, una estrategia sobresale entre los demás: el downsizing. Este enfoque implica la reducción del tamaño del motor, ya sea mediante la disminución de cilindrada o la eliminación de cilindros.
Sin embargo, es este último método el que está captando la atención de la industria automotriz en la actualidad. La reducción a tres cilindros no solo se traduce en consumos más bajos y costos de producción potencialmente reducidos, sino que también está redefiniendo la experiencia de conducción para mejor.
3Aspereza y sobrealimentación, especialmente en los diésel
Sin embargo, no todo son luces en el camino de los motores tricilíndricos. La configuración de tres cilindros puede resultar en motores más ásperos y vibraciones más pronunciadas, aunque algunos fabricantes están aplicando tecnología avanzada para mitigar estos efectos. Además, la potencia está limitada por la cilindrada, lo que restringe su aplicación en vehículos más grandes y potentes.
Por otro lado, al ser motores sobrealimentados, pueden presentar desafíos de fiabilidad relacionados con la vida útil del turbo y la complejidad de la inyección directa. En el mercado diésel, donde las ventas siguen siendo predominantes, los motores tricilíndricos han enfrentado dificultades debido a su funcionamiento áspero y prestaciones limitadas en comparación con sus contrapartes de gasolina.
