¿Buscas un coche y te sientes atraído por la idea de conseguir un buen precio? Las subastas de coches embargados pueden ser una opción interesante, aunque no exenta de riesgos. Estos vehículos, retenidos por deudas impagadas, son ofrecidos al mejor postor, y con algo de estrategia, podrías hacerte con un auténtico chollo. Sin embargo, antes de lanzarte, conviene conocer el terreno para evitar sorpresas desagradables.
Un coche embargado es un vehículo que ha sido incautado a su propietario por no cumplir con ciertas obligaciones económicas. Puede ser que no haya pagado una multa, la hipoteca o cualquier otra deuda. Estos embargos no ocurren de la noche a la mañana; Suelen gestionarse en un marco legal que incluye plazos y notificaciones. En España, el proceso de embargo y subasta generalmente se realiza antes de que la deuda prescriba, lo que suele ocurrir a los cuatro años. Una vez embargado, el coche pasa a formar parte de un listado de bienes que las entidades públicas o privadas subastan para recuperar el dinero adeudado.
3Ventajas e inconvenientes
Comprar un coche embargado en una subasta tiene sus puntos fuertes. Lo más obvio es el precio: es posible conseguir un vehículo a un costo significativamente inferior al de mercado. Además, no tendrás que esperar largos plazos de entrega como ocurre con los coches nuevos. Otro atractivo es la variedad: desde coches compactos hasta furgonetas y camiones, pasando por motos y tractores, las opciones son amplias.
Sin embargo, no todo son buenas noticias. Uno de los mayores riesgos es la falta de garantías. Estos coches se venden tal cual están, sin posibilidad de reclamación por vicios ocultos. Además, en muchas ocasiones no puedes inspeccionarlos a fondo antes de la compra, lo que aumenta la incertidumbre sobre su estado real. Otro inconveniente es que, para liberar el vehículo, tendrás que asumir el embargo asociado y pagar la deuda que arrastra.