Si creciste y viviste tu adolescencia en los años 80 la expresión «tiene mucho flow» no te resultará tan extraña. El vocablo en cuestión, que por otra parte como muchos otros es de origen anglosajón, se puso de moda para indicar de manera singular, la distinción, el carácter especial de alguien, a la hora de fluir con la música primero, y con la movida cultural después.
Se afirmaba «vaya flow tiene el tío o tía» cuando alguien mostraba su capacidad de abstracción o concentración en una tarea concreta, desprendiendo particularidad y recibiendo cierta alta dosis de admiración.
2Un estado mental ¿contraproducente?
El Estado de Flow es precisamente un concepto que ayuda a comprender ese fluir con determinadas acciones, algo que ocurre cuando perdemos la noción del tiempo y nos sumergimos en algo que supone un reto estimulante y que conecta con nosotros.
Si alguna vez has experimentado esta sensación, habrás notado que estás tan concentrado o concentrada en aquello que estás haciendo, que te olvidas de lo que ocurre a tu alrededor y no deseas que ese instante acabe.
Cuando sufrimos este trance o estado mental, se siente de manera placentera y liberadora, ya que nos vemos inmersos en una actividad que estimula nuestras pasiones, curiosidades, intereses y nuestros sentidos. Perdemos la noción del tiempo y se produce un estado de creatividad y productividad muy elevado.