El pasado 23 de febrero era presentado al mundo entero una nueva generación del legendario Mercedes-Benz Clase C; concretamente la sexta, una auténtica institución en su segmento del que la firma de la estrella lleva vendidos nada menos que 10,5 millones de unidades desde que fuera lanzado al mercado allá por el año 1982.
Pues ahora hemos tenido la oportunidad de ponernos al volante de esta nueva creación, cuyo diseño exterior sigue la línea de los últimos productos de la casa alemana. Si bien, con un simple vistazo a detalles como sus faros o pilotos o a sus aerodinámicas llantas, sabes que estás ante el nuevo Clase C, que además se estira hasta los 4,75 metros de longitud, lo que son 65 milímetros más que antes. Esa misma longitud ahora la calca la carrocería Estate, que crece menos con respecto a su antecesor: 49 milímetros. También son ligeramente más anchos y bajos que antes.
Por 1.500 euros extra tienes el Estate
Respecto a la carrocería familiar hay que decir que en el caso del Clase C de Mercedes-Benz supone dos terceras partes de las ventas totales en mercados como Alemania, pero en España apenas representa el 30%. Pero es cierto que quien necesite un extra de funcionalidad (añade un práctico portón trasero con apertura y cierre eléctrico), además de más capacidad de carga (el maletero pasa de 455 a 490 litros, en este último además, ampliable hasta los 1.510 litros abatiendo sus respaldos 40:20:40), el Estate es la opción a elegir. Más cuando el extra a pagar ronda los 1.500 euros, lo mismo que te piden por unas llantas AMG opcionales de 19 pulgadas.
Para esta primera toma de contacto apostamos por un C 200, una versión que esconde un nuevo propulsor de gasolina con cuatro cilindros y sobrealimentado, pero que se conforma con solo 1.496 centímetros cúbicos. A pesar de todo ello impresiona con sus 204 CV de potencia y con sus 300 Nm de par motor, cifras más que respetables. Ten en cuenta que por debajo se encuentra el C 180 (usa el mismo motor, pero con 170 CV), mientras que por encima aparecen los C 300, que ya tienen un 2.0 con 258 CV de potencia.
Ahora bien, todos ellos (también sucede en las motorizaciones diésel) tienen un sistema híbrido ligero denominado EQ Boost, con tecnología de 48 voltios, que además de inyectar 21 CV adicionales cuando es necesario, le permite conseguir en España la etiqueta ECO. Pero ten en cuenta que en ningún momento mueve al vehículo por sí solo.
Todos los Clase C serán ECO o Cero
Nos ponemos cómodos en unos fantástico asientos que ahora tienen la opción de poder ser multicontorno, contar con calefacción (es de serie en todos), ventilación, regulación eléctrica, masaje… Mejor que el sofá de casa. Te lo aseguro. Pero los mandos colocados en la puerta tienen un movimiento un tanto particular al que hay que hacerse. A lo que te acostumbras en cuestión de pocos segundos es a la pantalla central táctil, heredada del nuevo Mercedes-Benz Clase S, que es 43 centímetros más largo que nuestro protagonista. A España solo llegarán Clase C con la central de 11,9 pulgadas (en otros mercados hay otra de 9,5) que integra los mandos de la climatización, pero con una organización envidiable, porque prácticamente todas sus funciones las puedes controlar sin despegar el codo del reposabrazos delantero. Cierto es que obliga a retirar la mirada para ver que tocas, aunque también lo puedes hacer gracias a los avanzados comandos vocales que permite su sistema MBUX de última generación.
Lo que requiere algo más de práctica son los mandos del volante, hápticos. Pero es cuestión de práctica.
Arrancamos ese 1.5 sobrealimentado y nos ponemos en marcha. Como hace tiempo, su cambio automático cuenta con una palanca selectora en la columna de la dirección (ya no habrá un Clase C con cambio manual) y hablamos del sensacional 9G-Tronic. Desde su pantalla central seleccionas los programas de conducción disponibles, que en este ejemplar son cinco: Eco, Comfort, Sport, Sport+ e Individual.
Comenzamos con el Eco y este C 200 se muestra realmente agradable, pero transmite un sonido mecánico 'poco Mercedes'. No por falta de aislamiento, porque luego no percibes ningún ruido proveniente del aire o de la rodadura, sino porque ese propulsor suena feo cuando aceleras con rapidez o superas las 4.000 rpm.
Equilibrio perfecto entre deportividad y confort
A excepción de ese detalle este C 200 roza la perfección, más si viene equipado con la línea AMG, que implica unas suspensiones más firmes, que en este caso no son adaptativas (lo que no hay ni como opción será la suspensión neumática), que también las hay. Por autovía todo es agrado y un elevado confort de marcha, ayudado por una novena velocidad que pone a la mínima de cambio y que le permite circular con el velocímetro a 130 km/h con su motor girando a apenas 1.700 rpm. Así se reduce al máximo el consumo, además de que su tecnología EQ Boost también le otorga la función 'Inercia'.
Como buena berlina de propulsión trasera (llegarán variantes con la consagrada 4Matic) no se amedrenta cuando aparecen curvas y su suspensión presenta un equilibrio perfecto entre confort y dinámica. La dirección es una verdadera maravilla por precisión y rapidez, porque además se conforma con solo 2,2 vuelta entre topes y transmite bien lo que pasa por debajo nuestro. Lo que nos gustaría que hubiera mejorado es el tacto del freno. No porque no se detenga con contundencia, sino porque dependiendo de si necesita recargar o no su batería de 48 voltios, retiene más o menos, de forma que no siempre tiene el mismo tacto. Además los primeros tres cuartos de recorrido se hacen demasiado largos y la parte final transmite una frenada muy repentina. Pero igual, todo es acostumbrarse.
Cuando negocias estas curvas también se agradece el que la firma de la estrella haya revisado sus diferentes sistemas de ayuda a la conducción, porque el asistente de cambio de carril es menos intrusivo que en un Clase A por poner un ejemplo. Además en el caso de que quieras, son muy fáciles y rápidos de desconectar desde su pantalla central, a la que por cierto debes sumar la que forma su cuadro de instrumentos, con 12,3 pulgadas. También de serie.
Tiene lo último en tecnología
Nuestra unidad venía equipada además con un sofisticado Head-Up display de realidad aumentada que simula el tener frente a nuestros ojos una pantalla de 70 pulgadas en la que se muestran datos de la conducción, de la navegación… Pero como te podrás imaginar es una opción, al igual que sucede con los avanzados faros Digital Light, que cuentan con 1,3 millones de píxel cada uno de ellos y que son capaces de proyectar imágenes en el suelo para advertir a otros usuarios de la vía. Y para más inri su nuevo chasis podrá solicitarse también con el sistema de dirección a las cuatro ruedas, que mejorará la maniobrabilidad en ciudad gracias a que las ruedas traseras giran hasta 2,5 grados en sentido contrario a las delanteras por debajo de 60 km/h, mientras que por encima de esa velocidad lo harán en el mismo sentido para mejorar su paso por curva. Eso sí, será un extra disponible a partir de septiembre (misma fecha para los faros Digital Light o para el Head-Up display de realidad aumentada).
Esos centímetros extra que ofrece este nuevo Clase C se trasladan a su habitáculo, con unas plazas delanteras realmente amplias y confortables, las cuales además se pueden personalizar al gusto del cliente con detalles como un sistema de iluminación ambiental LED con fibra óptica y con hasta 64 colores. Detrás como es habitual en un vehículo de sus características, mejor que viajen dos personas. En ese caso no hay problemas de espacio, porque hay bastante hueco para las piernas, la cabeza, unos cómodos asientos, salidas de ventilación específicas, climatizador de tres zonas… y un gran túnel central que será la peor pesadilla de un hipotético quinto ocupante.
El recorrido con 79 kilómetros, algo de ciudad, carretera de curvas y tramos de autovía, se saldó con un gasto medio de 6,6 l/100 km (en ciclo WLTP homologa una media de 6,4 l/100 km), lo que no está nada mal para haber circulado a buen ritmo… y para una berlina de su tamaño, que pesa 1.725 kilos, que tiene 204 CV de potencia… Sin pasar por alto que una un C 200 es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y alcanzar una velocidad punta de 246 km/h.
También resaltar que gracias a ello, los 66 litros que caben en su depósito (algo que se agradece si se compara con los depósitos tamaño cantimplora que llevan algunos coches) cunden bastante. Y es que al finalizar el recorrido había ligeramente menos de medio tanque, pero autonomía como para hacer otros 412 kilómetros.
Como te podrás imaginar, todo ello tiene un precio, que en el caso de este C 200 parte de 49.238 euros. Son 2.263 euros más que los recomendados inicialmente por la firma de la estrella (se habla de 46.975 euros) porque por el momento nos obligan a equiparlo con las líneas AMG o Avantgarde en cualquiera de las mecánicas, que se pagan a parte. Si quieres esta mecánica con la carrocería Estate prepara 48.525 euros (tarifa inicial), mientras que un C 180 arranca en 45.400 euros. Si quieres dar el salto al diésel, que sepas que un C 220d con 200 CV de potencia tiene un precio de partida de 48.350 euros.
Y por cierto, que sepas que antes de que acabe el año los chicos de Affalterbach presentarán su versión AMG, del que se dice tendrá un motor de gasolina con dos litros y cuatro cilindros, además de una parte electrificada para generar más de 600 CV de potencia. Y si te va más la aventura, este nuevo Clase C también tendrá una variante All Terrain con la carrocería familiar que no tardaremos en conocer. Pero si eres de los que valora la eficiencia y el respeto medioambiental, los futuros C 300e y C 300de serán la clave con sus mecánicas híbridas enchufables (gasolina y diésel respectivamente), que conseguirán con holgura la etiqueta 'Cero emisiones' porque prometen homologar una autonomía en modo eléctrico superior a los 100 kilómetros.