No todos los días tenemos ocasión de rodar en un circuito de velocidad, y menos aún sin ningún tipo de limitaciones más allá de las que marca un tiempo prudencial -fueron tres tandas de 15 minutos cada una-, ya que el Peugeot 308 GTI es un purasangre por prestaciones y sensaciones; pero no hay que olvidar que es un vehículo de calle.
Este modelo, como hiciera el resto de la gama hace poco, se ha sometido a una actualización que salpica a su imagen y al equipamiento. No hay cambios en la esencia del vehículo, es decir, en el motor, el cambio o el chasis.
Si nos fijamos, ha cambiado la rejilla frontal, el capó y el paragolpes delantero. En el interior incorpora una pantalla táctil con sensor capacitivo y se mejoran las funciones del navegador y del sistema Mirror Screen, que duplica las funciones de nuestro smartphone en el coche.
Nuevos asistentes para la conducción
Tecnológicamente incorpora una alerta por cambio involuntario de carril, luces de carretera inteligentes, un lector de señales de tráfico con limitador de velocidad inteligente, un control del ángulo muerto o el Visio Park, que ofrece una imagen cenital del vehículo al aparcar.
Lo apuntamos, pero hemos venido a probar uno de los 'gallitos' del segmento compacto. Mantiene el propulsor 1.6 THP de 270 CV, el cambio manual de seis relaciones y el autoblocante Torsen. Accionamos el modo Sport para que la dirección y el acelerador sean más 'vivos'… y a rodar.
El 308 GTI va de cine tanto en curvas rápidas como en las lentas, el motor recupera desde abajo sin rechistar pese a su naturaleza turbo y es casi un milagro comprobar su excelente motricidad a la salida de las curvas; e incluso con el ESP activo permite que la zaga deslice para pasar un buen rato. El cambio manual de seis relaciones va bien, pero no es tan preciso y rápido como en otros rivales, y mención especial para los frenos, que nunca perdieron mordida. Genial en circuito, es perfectamente apto en el día a día.
Peugeot 308 Racing Cup
Ascari también fue el escenario para una prueba especial. Nos pusimos al volante del 308 Racing Cup, un vehículo de competición que comparte el motor 1.6 THP, pero en este caso eroga 308 CV y se asocia a un cambio secuencial de seis marchas. Tan sólo pesa 1.000 kilos. Completamos cuatro vueltas al trazado, y lo que más nos soprendió, además de sus prestaciones, fue su capacidad de tracción y lo 'fácil' que resulta pilotarlo siempre que seamos suaves con la dirección y el acelerador.