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Un conductor, un termómetro, un semáforo en rojo y la Policía Local: Una historia que daría para escribir un libro

La historia de un conductor algo mas que eufórico, las confusiones nocturnas, y la hilaridad de un post en el Facebook de la Policía Local.

En una noche invernal en Jaén, el viento soplaba con fuerza, y las temperaturas alcanzaban los 2°C, creando el escenario perfecto para la congelación de neuronas y la toma de decisiones cuestionables. Manuel, el vendedor estrella de electrodomésticos, protagonizó un capítulo digno de las páginas más surrealistas de los sucesos.

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El giro dramático de los acontecimientos del conductor

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Pero la comedia dio un giro drástico cuando la prueba de alcoholemia reveló que Manuel no solo tenía un mal sentido de la orientación, sino también un nivel de alcohol en sangre más propio de una destilería ambulante que de un conductor responsable. Con 0,80 g/l, más del triple del límite legal permitido (0,25 g/l), Manuel estaba en territorio peligroso.

Las tasas de alcohol permitidas no son solo cifras abstractas, son límites establecidos para proteger vidas. El límite legal se establece para garantizar que los conductores estén en plenas facultades para enfrentar las complejidades del tráfico. Superar estos límites no solo es una irresponsabilidad, sino también un desprecio por la seguridad propia y ajena