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Se niega a realizar un control de alcoholemia, denuncia a los agentes y gana el juicio por una razón obvia

Lo que comenzó como un control de alcoholemia rutinario después de un accidente de tráfico se convirtió en una inesperada batalla legal entre uno de los afectados y la policía. El hombre involucrado se negó a someterse al control de alcoholemia, una acción que normalmente se considera una falta grave. Sin embargo, este caso resultó ser una excepción, ya que la negativa no fue producto de una rebeldía injustificada.

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Evidencia médica y decisión judicial

Índice de fallecimientos de motociclistas

El auto de archivo, citado por Europa Press, establece que los indicios apuntan a «la existencia de problemas de salud que bien le impedían inspirar o espirar lo suficiente para llevar esa prueba a su fin, bien le suponían un dolor real derivado de las múltiples patologías sufridas tras el accidente». El informe médico, aportado por el abogado del acusado, Juanjo Ospina, confirmó que el motociclista sufría de un «hidroneumotórax en contexto de politraumatismo», entre otras graves lesiones.

Estas lesiones incluían siete fracturas costales y de clavícula, contusión pulmonar y estallido esplénico, lo que requería una esplenectomía y drenaje pleural. Dichas condiciones físicas hacían extremadamente doloroso e imposible para el acusado realizar la prueba de alcoholemia adecuadamente. El juez concluyó que no había una negativa deliberada por parte del conductor, sino una incapacidad física real.