Lo que comenzó como un control de alcoholemia rutinario después de un accidente de tráfico se convirtió en una inesperada batalla legal entre uno de los afectados y la policía. El hombre involucrado se negó a someterse al control de alcoholemia, una acción que normalmente se considera una falta grave. Sin embargo, este caso resultó ser una excepción, ya que la negativa no fue producto de una rebeldía injustificada.
4La reacción de la defensa
El abogado Juanjo Ospina expresó su satisfacción con la decisión judicial, pero también mostró preocupación por las implicaciones de este tipo de conductas policiales. Estamos muy satisfechos con el archivo y sobreseimiento por nuestro cliente, pero nos preocupa que este tipo de conductas por parte de los agentes de la Policía pueda suponer algo generalizado, y no una conducta excepcional«, comentó Ospina a Europa Press.
Esta preocupación surge de la posibilidad de que otros conductores en situaciones similares puedan ser injustamente presionados a realizar pruebas de alcoholemia a pesar de tener impedimentos físicos que lo dificulten o lo hagan imposible. La defensa subraya la necesidad de que las fuerzas del orden actúen con mayor consideración y entendimiento de las condiciones de salud de los involucrados en accidentes.
