El rugido de tu moto recorriendo las calles puede estar en peligro de extinción, especialmente si vives en una ciudad con Zonas de Bajas Emisiones (ZBE). Estas áreas, diseñadas para reducir la contaminación, han restringido el acceso a vehículos que no cuentan con la etiqueta ambiental de la DGT. Si tu moto de gasolina no cumple con estas normas, es probable que te preguntes: ¿Qué opciones tengo?
Entre las alternativas más interesantes está la conversión de una moto de combustión en eléctrica, un proceso conocido como retrofit . Sin embargo, no todo es tan sencillo como parece en este camino hacia la movilidad sostenible. A continuación, exploramos qué implica esta transformación, qué desafíos plantea y si realmente merece la pena.
3Los costos: un obstáculo significativo
Uno de los factores más disuasorios de la modernización es su coste. Los kits de conversión suelen oscilar entre 1.000 y 1.500 euros, pero esto no incluye la mano de obra ni las posibles modificaciones adicionales. Cambiar el chasis o adaptar otros componentes puede aumentar considerablemente el precio final.
Además, está el tiempo. Realizar la conversión no es algo que se haga de la noche a la mañana. Problemas técnicos, ajustes y el proceso de homologación pueden extenderse durante semanas, incluso meses. Comparado con la compra de una moto eléctrica nueva, esta opción puede parecer menos atractiva, sobre todo si se tienen en cuenta las ayudas económicas disponibles, como las del plan MOVES III, que ofrece subvenciones para la adquisición de vehículos eléctricos.