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Lo que pasa cuando a un Rolls-Royce le quieres robar el ‘espíritu del éxtasis’

En el mundo del automovilismo, pocos símbolos tienen tanto peso icónico como el Espíritu del Éxtasis, el emblemático adorno de capó que ha coronado los Rolls-Royce desde 1920. Este pequeño detalle de diseño no solo representa lujo y exclusividad, sino que también se ha convertido en uno de los objetivos más codiciados por los amantes de lo ajeno.

Fabricado en acero inoxidable pulido, chapado en oro de 24 quilates o incluso cristal, su valor puede superar los 9.000 euros, una cifra que lo convierte en uno de los adornos más caros y deseados del mercado. Conscientes de su atractivo, la marca de vehículos de lujo ha diseñado un sistema de defensa tan ingenioso como eficaz.

Rolls-Royce hace imposible el robo del Espíritu del Éxtasis

Desde el lanzamiento del Phantom en 2003, el Espíritu del Éxtasis está montado sobre un mecanismo de muelles que lo hace desaparecer al menor intento de robo. Basta con aplicar fuerza en cualquier dirección para que la estatuilla se retraiga automáticamente detrás de la parrilla del radiador, dejando a los posibles ladrones con las manos vacías y, probablemente, una buena dosis de frustración.

Esta innovación ha sido una solución efectiva para evitar la pérdida de este preciado adorno. Además, los propietarios o sus chóferes tienen la opción de retraer y desplegar el emblema mediante un botón dentro del habitáculo, garantizando su protección en cualquier situación. Con este nivel de ingeniería, Rolls-Royce no solo protege su legado, sino también el orgullo de sus clientes, quienes no tienen que temer ser vistos sin su inconfundible símbolo de status.

Historia y exclusividad de Rolls-Royce

Historia y exclusividad de Rolls-Royce

El Espíritu del Éxtasis no es simplemente un adorno, sino un ícono con historia. Diseñado en 1911 por Charles Sykes, su figura evoca elegancia y dinamismo, encarnando los valores de la marca británica. Con más de un siglo de existencia, este emblema se ha producido en cantidades limitadas, acorde a la exclusividad de los vehículos que lo portan.

El valor simbólico y material del Espíritu del Éxtasis lo convierte en un trofeo para ciertos delincuentes. Sin embargo, con la tecnología actual de Rolls-Royce, su robo es casi imposible. A pesar de ello, algunos aún lo intentan, ignorando que las probabilidades están totalmente en su contra. Lo único que suelen conseguir es activar un mecanismo que los deja en ridículo, mientras el adorno desaparece discretamente.