Los semáforos, con sus icónicos tres colores, son una pieza fundamental en el tráfico urbano. Desde su invención, han sido responsables de mantener el orden en las calles, facilitando el flujo de vehículos y peatones. Sin embargo, la llegada de los coches autónomos está abriendo la puerta a nuevas posibilidades. Una de las más sorprendentes es la introducción en los semáforos de un cuarto color: el blanco. ¿Por qué esta necesidad? ¿Qué rol jugará esta nueva luz en nuestras ciudades? En este artículo, exploraremos esta innovadora propuesta que podría cambiar la manera en que entenderemos el tráfico en el futuro.
2La luz blanca: una señal para conductores y coches autónomos
El estudio sugiere que la luz blanca en los semáforos podría ser la clave para una convivencia más fluida entre vehículos autónomos y los manejados por personas. Su función principal sería indicar a los conductores humanos que en ese momento el control del tráfico lo está realizando un coche autónomo, permitiéndoles seguir las indicaciones de este con seguridad.
Denominado ‘paradigma del control móvil’ por uno de los autores del estudio, Al Hajbabaie, el concepto plantea una nueva forma de gestionar el tráfico. En escenarios con predominio de coches autónomos, estos podrían coordinarse entre sí para gestionarlo más eficientemente. La luz blanca sería una señal para los conductores humanos de que pueden confiar en los vehículos autónomos para tomar decisiones en la carretera.